Cuando la Unión Soviética compitió con Estados Unidos por la supremacía global en la Guerra Fría, solía actuar con cautela y fuera de la luz pública en el vecindario de Washington: América Latina.
Pero tres décadas después de la caída del muro de Berlín, hoy Rusia da pasos en Venezuela que desafían a EE.UU. de una forma ostensible y difícil de imaginar algún tiempo atrás.
Uno de esos pasos fue el reciente envío de aviones militares rusos a Venezuela, donde Moscú respalda al presidente Nicolás Maduro y Washington apoya los esfuerzos para derrocarlo liderados por Juan Guaidó.
Dos aviones con personal militar ruso aterrizaron a fines de marzo en el aeropuerto internacional de Caracas, no en secreto sino en horario diurno y visibles para quien pasara por allí.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, advirtió entonces que “Rusia tiene que salir” de Venezuela y su enviado especial para ese país, Elliott Abrams, dijo a la BBC que “los rusos pagarán un precio”.
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