Una realidad imposible de ocultar le torció el brazo a la soberbia y la mentira al régimen de Nicolás Maduro.
Y es que el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela es la evidencia palpable, más allá de cualquier preferencia política, del fracaso del modelo del “socialismo del siglo XXI”, que sumergió a una nación rica en la miseria más abyecta.
Gracias a Dios que hoy existen las redes sociales, que le han permitido a la comunidad internacional conocer la catástrofe humanitaria que hoy sufre la nación con las mayores reservas petroleras del mundo, porque mientras Delcy Eloína o Jorge Arreaza, con sus costosos trajes y relojes decían en distintas instancias que Venezuela disponía de “comida para tres países”, se viralizaban fotos y videos de compatriotas comiendo de la basura, o de pacientes con cáncer sufriendo por la escasez de tratamiento para las quimioterapias y enfermedades crónicas.
Asimismo, el masivo éxodo de nuestros hermanos que han escapado de la miseria “socialista” en busca de nuevos horizontes para conseguir lo que la desgracia chavista les arrebató, sensibilizó al mundo sobre lo que aquí ocurre, sobre todo porque miles de ellos llegaron a países padeciendo sarampión o malaria, enfermedades controladas desde hace décadas en Venezuela y en el resto del continente, pero que esta ignominia que usurpa el poder hizo que retornaran.
Ahora, en esa ola de caminantes hay que incluir también a los pacientes trasplantados o que requieren un órgano para vivir, los que tienen VIH, y otras enfermedades que ameritan tratamiento de por vida, porque si se quedan en la Venezuela de Maduro una sola cosa tienen segura: la muerte.
Es por ello que desde su misma instalación en enero de 2016, desde la Asamblea Nacional los diputados nos hemos avocado a solicitar la solidaridad de la comunidad internacional, que justo es decirlo, se ha volcado de manera solidaria a atender ese llamado, en especial durante los últimos meses desde que asumiera la presidencia interina nuestro hermano el diligente Juan Guaidó, no obstante el régimen de Maduro siempre prefirió matar al pueblo de mengua, en vez de aceptar esa ayuda humanitaria que pudo salvar miles de vidas.
En este punto no se puede dejar de reconocer el determinante y valioso trabajo que ha realizado la activista por los derechos humanos, Lilian Tintori de López -esposa de nuestro líder y hermano Leopoldo López, que es un preso de conciencia del régimen chavista-, quien recorrió distintas partes del mundo para pedir, a través de su fundación Rescate Venezuela, los insumos y medicinas que se requieren en el país. Su exitosa labor sin duda que sentó las bases de lo que hoy vemos, con operativos de salud que médicos y enfermeras realizan de manera voluntaria en distintas partes del territorio nacional, entregando medicinas muchas veces de forma secreta, porque estos usurpadores de Miraflores son tan miserables que se han atrevido a decomisar esos fármacos que requieren los enfermos.
Asimismo, como nos enseñaron nuestros padres, “nobleza obliga”, por lo que también es importante que se destaque la labor de un venezolano íntegro, y que con su sabia, desinteresada y –sobre todo- vocación solidaria hacia los más vulnerables, ha hecho realidad el ingreso de la ayuda humanitaria al país: se trata de Mario Villarroel, presidente de la Cruz Roja Venezolana, que incluso a comienzos del año pasado envió una carta que es pública al régimen de Maduro para solicitar la apertura de un canal humanitario para que llegaran medicamentos e insumos para paliar la crisis de salud que afecta a los venezolanos.
En su carta escrita hace 15 meses, Mario Villarroel recordaba que la Cruz Roja es “una institución neutral e imparcial, que presta sus servicios a todos, sin discriminación alguna, esto es, sin distingo de credo, raza, connotación política o condición económica y donde trabajamos para aliviar el sufrimiento humano y en pro de la paz”.
Sin duda que el trabajo realizado por estos venezolanos queda como testimonio del compromiso que tienen con el suelo que los vio nacer, por lo que resulta cínico que quien provocó esta catástrofe humanitaria pretenda ahora hacer propaganda con las medicinas e insumos que se robó… pero esa no se la traga el pueblo: Nicolás y su combo no podrán hacer “indulgencia con escapulario ajeno”.
Aquí lo importante es que con la ayuda humanitaria se comenzarán a salvar vidas, pero esto no es la solución a nuestros males, porque el inicio de la ruta para garantizar la vida de los venezolanos es el cese de la usurpación de esos ladrones que prefieren matar a un pueblo con tal de mantenerse en el poder.
Ramón Flores
Diputado a la Asamblea Nacional
Presidente del Parlamento Amazónico
@liderhumano