Es un reto, un gran desafío decir la verdad en Venezuela. En estos últimos veinte años hemos sido testigos todos los venezolanos de como sistemática, sostenida y constantemente amenaza de forma incesante a periodistas y trabajadores de los medios de comunicación social, por parte de las altas esferas del gobierno, para ocultar la verdad, y que sólo se conozca la versión informativa del socialismo que gobierna en el país con su aparato propagandístico de control y hegemonía comunicacional.
Las cifras que resultan del ataque a la labor periodística son alarmantes. Según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, desde el año 2012, un total de 1.328 periodistas han abandonado el país, profesionales estos que, en la mayoría de los casos no vuelven a ejercer su profesión en el extranjero. Datos de ésta misma organización, contabilizan unas 87 agresiones directas a periodistas y demás trabajadores de prensa, además de unas 24 detenciones arbitrarias.
De igual forma según la ONG Espacio Público, se tiene conocimiento de unas 608 denuncias de violaciones al derecho constitucional y universal de libertad de expresión.
Emisoras de radio cerradas, canales de televisión sacados del aire, confiscación arbitraria y apropiación indebida de sus equipos, monopolización total y absoluta de la distribución del papel periódico; que ha causado que medios impresos de arraigo y tradición hayan tenido que dejar de circular y migrar a formatos digitales que también son bloqueados selectivamente por el estado; persecución judicial, demandas mil millonarias forman parte de ese plan perverso para tratar de ocultar la verdad informativa y restringir la labor de los comunicadores sociales en Venezuela.
Nos ha tocado presenciar la agresión a los periodistas que cubren las noticias que se generan desde la Asamblea Nacional; donde periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos han sido y son objeto de agresiones físicas graves por parte de funcionarios de la GNB y grupos paramilitares civiles afectos al gobierno cuando tratan de cumplir con su trabajo, y el deber que les impone su vocación profesional.
Equipos “decomisados”, destruidos, desalojos poco cordiales de lugares e instituciones públicas; entre tantas visisitudes como sí fueran reporteros de guerra.
Todo esto, sin contar el grave costo que nos afecta a todos los venezolanos por la actual crisis que vivimos en el país. Limitando el pan nuestro de cada día. Con Empresas para las cuales trabajan que han sido cerradas por órdenes gubernamentales ó sencillamente han tenido que “bajar la Santamaría” por la imposibilidad de hacer frente a sus estructuras de costos; el desempleo también acosa a los periodistas venezolanos.
Quiero desde esta humilde columna de opinión hacer un público y merecido reconocimiento a todos los periodistas y trabajadores de los medios de Comunicación social de nuestro país. Que a pesar de todas las agresiones,
ataques,
amenazas,
censuras,
intimidaciones,
hostigamientos judiciales, verbales;
restricciones legales y administrativas,
muertes, precarios salarios. Siempre los periodistas venezolanos están dispuestos a cumplir su juramento de buscar la información con veracidad en tiempo real.
@freddyspaz