Allí está la orden. Allí está el libreto. De Nicolás Maduro el cruel. El tirano, como bien suele decir ahora el expresidente de España, Felipe González. Desde que se sentó en la silla del Palacio de Miraflores, Maduro no ha hecho más que cumplir esa sentencia. La línea dura de la represión y el terror.
No necesitan los esbirros del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin, y de la Contrainteligencia Militar, DGCIM, un libreto cubano para matar. Sólo necesitan un relato. Una puesta en escena. Un ministro que abunde en detalles sobre una supuesta conspiración -un complot más-, un intento de magnicidio -otro más- y la amenaza para eliminar a ministros y funcionarios del Estado. Pero sobre todo, necesitan un jefe que desde las alturas diga esto que acaso se ha olvidado ya:
-¿Ustedes vieron lo que pasó en Turquía? Erdogan se va quedar como un niño de pecho para lo que va a hacer la revolución bolivariana si la derecha pasa la frontera del golpismo.
Allí está la orden. Allí está el libreto. De Nicolás Maduro el cruel. El tirano, como bien suele decir ahora el expresidente de España, Felipe González. Desde que se sentó en la silla del Palacio de Miraflores, Maduro no ha hecho más que cumplir esa sentencia. Tampoco necesitaba el ejemplo de Recep Tayyip Erdogan arremetiendo contra la oposición turca para lanzar esa sentencia que, más que intimidatoria, define al personaje que usurpa el poder en Venezuela.
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