Al menos 26 personas murieron y 56 resultaron heridas en un ataque de islamistas shebab contra un hotel de la ciudad portuaria de Kismayo, en el sur de Somalia, tras un asalto que duró casi 12 horas y terminó el sábado.
El ataque comenzó el viernes por la tarde, cuando un coche bomba estalló en la entrada del Medina, un hotel muy concurrido del centro de Kismayo, según fuentes de seguridad.
Un grupo de hombres armados entró luego en el hotel, donde se enfrentó a las fuerzas de seguridad presentes. Los shebab, que reivindicaron el ataque, utilizaron las mismas técnicas que en Mogadiscio, la capital.
“Veintiséis personas murieron en el ataque y 56 resultaron heridas. Entre los muertos figuran extranjeros: tres kenianos, una canadiense, un británico, dos estadounidenses y tres tanzanos. También hay dos ciudadanos chinos heridos”, declaró el presidente de la región semiautónoma de Jubaland, Ahmed Madobe, en una rueda de prensa.
La AFP pudo confirmar con las familias que al menos cuatro de estas personas tenían doble nacionalidad. También podría ser el caso de otros.
Entre las víctimas se encuentra una periodista canadiense-somalí, cuya muerte suscitó una fuerte emoción en las redes sociales.
El asalto terminó el sábado por la mañana.
“Las fuerzas de seguridad tienen ahora el control [del hotel], el último terrorista murió a manos de las fuerzas de seguridad”, declaró a la AFP Abdiweli Mohamed, un responsable local de la seguridad.
“Pensamos que cuatro hombres armados estaban implicados en el ataque”, agregó.
Según testigos, el hotel quedó destruido por la explosión y las balas. “Todo el edificio está en ruinas, había cadáveres y sacaron varios heridos del interior, las fuerzas de seguridad acordonaron la zona”, explicó un testigo, Muna Abdirahman.
Según varias fuentes locales, el hotel albergaba sobre todo hombres de negocios y políticos que estaban en la ciudad para preparar las elecciones presidenciales, previstas a finales de agosto en la región semiautónoma de Jubaland.
Uno de los candidatos a estos comicios murió en el ataque, según las autoridades locales.
– Intenciones “destructivas” –
Los shebab, que ya han cometido varias veces este tipo de ataques en Mogadiscio, reivindicaron el asalto en un comunicado, contra “los responsables apóstatas de la administración de Jubaland”.
Expulsados de Mogadiscio en 2011, los shebab han perdido la mayoría de sus feudos pero siguen controlando zonas rurales, desde donde llevan a cabo operaciones de guerrilla y atentados suicidas, incluyendo la capital, contra objetivos gubernamentales, de seguridad o civiles.
Afiliados a Al Qaida, luchan contra el gobierno somalí, apoyado por la comunidad internacional y por los 20.000 hombres de las fuerzas de la Unión Africana en Somalia (Amisom).
La misión de Estados Unidos en Somalia “condenó” este ataque y prometió seguir trabajando para “el combate contra el extremismo violento en Somalia”.
La Amisom denunció a los shebab como un grupo con intenciones “criminales, mortíferas y destructivas”, que no puede pretender luchar para la “buena administración” del país.
El sindicato somalí de periodistas (SJS) anunció en un comunicado la muerte en este ataque de dos periodistas, Mohamed Omar Sahal y Hodan Naleyeh.
“De nuevo un día triste para los periodista somalíes”, lamentó Abdal Ahmed Mumin, secretario general de la organización.
Según el SJS, se trata de los primeros periodistas asesinados este año en Somalia.
Hodan Naleyeh, cuyo esposo también habría muerto en el ataque según un testigo, había regresado recientemente a Somalia, después de haber vivido mucho tiempo en Canadá.
De nacionalidad somalí y canadiense, esta periodista gozaba de prestigio entre la diáspora de su país natal por su trabajo a favor de la paz y de la unidad en Somalia, especialmente en las redes sociales, donde su muerte levantó una fuerte emoción.
La región de Jubaland y Kismayo fueron durante cuatro años a partir de 2008 uno de los principales bastiones de los shebab, que se beneficiaban de los ingresos del puerto. Las milicias locales, con el apoyo de las fuerzas kenianas, se hicieron con el control de la ciudad en 2012.
Un gobierno local, afiliado a las autoridades federales somalíes, dirige actualmente el puerto, situado a unos 500 km al suroeste de Mogadiscio.
AFP