De no destilar algunas noticias añejas el sabor de la tragedia sería divertido leer viejos reportes originados cuando los bolivarianos no contaban. En casi todos esos trabajos aparece el mito que más daño ha causado en estas tierras supuestamente nuestras.
Me refiero al cuento de El Dorado, inventado por los indígenas autóctonos para alejar la voracidad de los españoles hacia botines lejanos.
De tanto repetir esa narrativa viene la creencia del “país rico” en el que presuntamente vivimos los venezolanos.
Idos los conquistadores y con los indígenas en la indigencia… quienes inventan embustes ahora son los politiqueros… buscando como caribes y españoles antes que ellos… vivir de lo que otros producen.
El cuento de los politiqueros es el mismo, pero se ha renovado: Basta comparar crónicas recientes y pasadas… para concluir que son las mismas embustes.
En todas esas viejas y nuevas mentiras se mantiene el común denominador del “país potencia” que supuestamente constituimos los venezolanos y que estamos a la altura de cualquier reto… porque al ser ricos siempre aparecerán sobranceros los “recursos que le permitirán al demagogo de turno anunciar grandes hazañas. Eso sí… rapidito… y a futuro,
Antes la potencia estaba en El Dorado… ahora està por todas partes pero no la vemos.
Entendido el punto podemos releer desde la garita del tiempo a Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno… cuando buscadores de recompensa le adulaban el ego con cuentos sobre su liderazgo universal y otras pazguatadas… cuando con estilo luego copiado por Hugo Chávez, anunciaba futuras y nunca culminadas fábricas de avionetas y helicópteros, de buques, tractores, perfumes y pantaletas.
Hay un cambio con el paso de los tiempos que es la cara de los adulantes porque ahora los captadores de renta petrolera hablan de Bolívar, Sucre y Páez… aunque paradójicamente pidan créditos al gobierno –que la mayoría no piensa cancelar como no lo hicieron con CAP- para poner en práctica “la última tecnología”.
Estos despreciables especímenes no olvidan ponerle velas en sus proyectos a Hugo Chávez o a Nicolás Maduro… aunque hay previsores que juegan un quintico “porsiacaso”… a Capriles, López o al autojuramentado… pero en otros ambientes preferentemente en Washington o Miami.
Coinciden sin embargo junto a las viejas notas de prensa adulantes o simplemente complacientes… reclamos a la sensatez.
Por lo general estas notas de alerta venían de patriotas donde se rechazaban los disparates observando que nuestro país solo tiene ventajas comparativas para producir algunos rubros… no todos.
No pienso llover sobre mojado recordando que una vez tuvimos posibilidades de ser un destino turístico importante. Posibilidad evaporada por quienes dejaron que el bochinche… caracterizado por el desorden urbano en sitios donde jamás se debió permitir ni rancho ni mansión porque en esas playas lo que estaba previsto eran hoteles de tronío. Sin mencionar el estado de los aeropuertos y otras menudencias.
Tampoco recordaré que los burócratas planificadores aconsejaban industrializar el petróleo… pero fabricando telas sintéticas a partir de crudo y que también señalaban los rubros del agro donde teníamos, a pesar de los altos sueldos que llegamos a ganar los venezolanos, ventajas.
Hoy señalo algo de lo cual nos burlamos y que ni el viejo Cordiplan ni el Sistema Socialista de Planificación se atreve a señalar… me refiero a nuestra sifrinerìa.
¿Cómo así me dirán?
Fácil… moviendo las neuronas.
Merced al petróleo los y las venezolanas tuvimos acceso a bienes que en otros países latinoamericanos e incluso en muchos europeos… estaban lejos del acceso de la gente común… como los licores más finos, perfumes y ropajes costosos o destinos paradisíacos que algunos visitamos.
Nosotros tendemos a burlarnos del sifrinaje nuestro… sin darnos cuenta de lo valioso que puede ser tener esas costumbres que muchos nos envidian, ahora que hay millones de compatriotas dispersos por el mundo.
Nuestros planificadores e incluso quienes desde la oposiciòn señalan el curso del país que anhelan… nunca han señalado que merced a la sifrinerìa nuestra por el mundo hay areperas montadas con gusto… donde el cliente se siente bien.
Son mejores cartas de presentaciòn que el embajador Vecchio o el de los chavistas.
La mismo se puede escribir de las y los diseñadores de modas que desde Venezuela o por el mundo se ganan honestamente la vida confeccionando trajes de novia, vestidos para la alfombra roja y blusas o pantalones de excelente corte y que se venden a buenos precios… aún en tiempos de mengua porque para esos lujos hay mercado que solo los venezolanos sabemos explotar.
Por observar estos buenos signos de respuesta de una sociedad que finalmente aceptó ser como somos y hacer de eso una virtud… hoy rindo homenaje a nuestra sifrinerìa.
Palabra por cierto usada por Rómulo Betancourt en un discurso de 1959 donde quien tan bien nos conocía intentó, sin suerte esa vez, plantar un vocablo extraño.
Chapeau por Titina Penzini que nos pone en el mundo sin pedirle nada ni a este ni a futuros gobierno e incluso a Carolina Jaimes Branger quien le mete al sifrinaje en un programa de radio originalmente político… donde la sin par Carolina se las arregla para mezclar exquisiteces con crítica política e incluso la propaganda de una marca de preservativos… vulgo condones… personas amigas y estimadas… ambas.