En sus ruedas de prensa matutinas, “las mañaneras”, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se empeña en que se recuerde a Hugo Chávez. No obstante, sin la renta de los petrodólares no puede emular al extinto comandante-presidente venezolano.
Pese a que desde México, empezando por el propio interesado, se ha aclarado una y otra vez que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no es el Hugo Chávez mexicano, las similitudes en el ideario y estilo político de los dos saltan a la vista.
Típico del populista de izquierda, AMLO se presenta como el redentor de los pobres, la encarnación del pueblo, el enemigo jurado de las oligarquías y crítico feroz del neoliberalismo. Todos los tópicos que los venezolanos comenzaron a conocer de su extinto expresidente hace dos décadas.
Como hacía Chávez en su momento (y todos los populistas antes y después) López Obrador casi todos los días critica, alecciona sobre cómo hacer su trabajo y, si puede, se pelea con la prensa más o menos crítica de su gestión, como lo acaba de hacer con la revista Proceso porque “no se portó bien con nosotros”.