Suena, frenético, el caucho de las zapatillas sobre el parqué del pabellón vacío, el rebote de la pelota contra el metal y, casi imperceptible, el dulce susurro de la red, seguido de una cuenta progresiva: 28, 29, 30…
Es la implacable voz de uno de los asistentes técnicos de Venezuela durante el último entrenamiento de la selección de basquetbol en Lima, tras cada canasta convertida por los esforzados atletas, cada vez con las piernas más pesadas y mecanismos más erráticos.
El entrenador principal, el argentino Fernando Duró, observa sin dar tregua y en estricto silencio la secuencia paseando de un lado a otro desde la media cancha, la mirada clínica y los brazos cruzados. Ni media palabra. Apenas un arqueo de ceja y gesto diagonal, extendiendo el antebrazo con el dedo índice firme, sirven para indicar a un jugador el lugar que se retrasó en ocupar.
Acelera el paso el pupilo, sigue el ‘squeek’, ‘squeek’ de las suelas, el ‘clank’, ‘clank’ de los aros, el creciente jadeo y algún que otro ‘swish’. 31, 32, 33…
De repente, Duró se lleva ambos dedos meñiques a la boca y suelta un fuerte pitido que resuena hasta en los vestuarios. El baile cesa y, al fin, verbaliza una simple instrucción: “¡Cambio!”.
El equipo atiende, los quintetos se cruzan, y vuelta a empezar. 34, 35, 36…
Y así, durante cerca de hora y media, discurre la práctica previo al debut en los Juegos Panamericanos de un combinado venezolano llamado, sobre el papel, a rivalizar con Puerto Rico y Argentina por la medalla de oro que se entregará el domingo. Sobre la cancha, la cosa empezó del revés el miércoles, al perder 73-64 frente a la selección boricua.
Se trata, sin duda, de una empresa mayor, dado que los vinotintos ni siquiera han llegado a subirse al podio en la historia de los Panamericanos.
“Argentina tiene jugadores de nivel ACB (la liga española) y Luis Scola (veterano de 10 temporadas en la NBA) y nosotros tenemos jugadores LPB (Liga profesional de Baloncesto Venezolana)”, bromea tras el entrenamiento Duró, ya con el rostro cambiado y desbordante simpatía.
“Hay niveles de competencia al que los jugadores venezolanos aún no han llegado y tenemos que lograrlo contra rivales contra los que competimos poco. Obviamente queremos ganar, pero habrá que ir viendo partido a partido”.
– ¿Sí se puede? –
Si bien Estados Unidos es superpotencia mundial en básquetbol, suele presentar una selección alternativa a los Panamericanos, donde no alcanza la final desde hace 20 años. Y resulta que Brasil, campeón vigente, sorpresivamente no clasificó por vez primera a los Juegos.
Sin la amenaza de las dos selecciones más ganadoras, la competencia parece estar inclinada hacia Argentina, que no sube al podio desde 1995 pero acudió a Lima con jugadores contrastados como los bases Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, estrellas en España, o el ala-pívot Scola, veterano de la Generación Dorada que ganó el oro olímpico en Atenas-2004, precisamente con Duró como técnico asistente.
Sexto en los anteriores Panamericanos, Puerto Rico va con un plantel mayormente integrado por debutantes y ya dio el primer golpe en el estreno, mientras que República Dominicana, plata en 2003, tampoco cuenta con sus figuras de la NBA.
Venezuela, pese a su crisis general y su amargo estreno deportivo el miércoles, se siente fuerte en básquetbol, donde su plantel panamericano ya se ha probado en competencias internacionales; y tiene esperanzas, no solo de colgarse una medalla en Lima-2019, sino también de dar la nota en el Mundial de China, que arranca el 31 de agosto.
“En Pekín será otro mundo pero, para nosotros, todo lo que nos pase en los Panamericanos será positivo: las condiciones, estar todos juntos, la pelota… ¡ni teníamos la pelota oficial en Caracas para poder entrenar!”, exclama Duró. “Bueno o malo, todo nos servirá para el objetivo final, que es llegar lo mejor posible al debut con Polonia”.
– De Lima a Pekín… mirando a Tokio –
Será el primer Mundial de Duró con Venezuela, después de que su antecesor, el también argentino Néstor ‘Che’ García, lograra el boleto a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro-2016.
“He pasado por millones de experiencias fabulosas, al lado del mejor equipo de nuestra historia en baloncesto. Me encuentro en el mejor momento de mi carrera. Será mi quinto mundial y el primero con Venezuela con unos chicos que lo jugarán por primera vez. Tratando de contagiar entusiasmo y valorar que estamos entre los 32 mejores, que no es poco dadas las circunstancias”, valora Duró.
En el Mundial se abrirá la posibilidad de jugar por una clasificación olímpica para los Juegos de Tokio-2020 y Venezuela, enfrascada en el Grupo A con Polonia, Costa de Marfil y la selección anfitriona, podría jugarse un boleto contra Argentina, aunque Duró asegura no pensar aún en un posible cruce con su país de origen.
Tras debutar con derrota en los Panamericanos, la vinotinto deberá encarar el jueves con mayor urgencia aún a Estados Unidos, y el viernes a Islas Vírgenes.
Como bien subraya Duró, antes de desembarcar en China hay que hacer etapa forzosamente en Lima. Para Venezuela y su técnico, empezó desde ya la cuenta regresiva: 3, 2, 1…
AFP