“Papi, estoy mareado”, le dijo el boxeador argentino Hugo Alfredo Santillán a su padre y entrenador, también Hugo Alfredo Santillán, mientras el anunciador leía las tarjetas de los jurados que daban como empate a una pelea televisada para todo el país desde San Nicolás, a 240 kilómetros de Buenos Aires, el sábado 20 de julio. Reseñó El País
Luego de esto, Santillán hijo se desplomó. Y aunque alcanzó a responderle al médico cómo se llamaba, en la ambulancia camino al hospital entró en coma y ya no recobró más la consciencia. Con el cerebro hinchado, insuficiencia renal sucesiva y dos paros cardíacos, murió cuatro días después, víctima de una pelea con la que habría cobrado 55.000 pesos argentinos (1.100 euros, 1.240 dólares), poco más de los 45.000 pesos que costó su sepelio.
Tres días después de la muerte de su hijo, en su primera entrevista, Santillán padre le agradeció a los promotores de la pelea por haber pagado los 45.000 pesos del sepelio.
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