Siguen sintiéndose los coletazos de las sanciones internacionales sobre el régimen de Nicolás Maduro al punto de que hasta sus grandes aliados, como China y Turquía, se muestran cautos a la hora de seguir facilitando los negocios que lo oxigenan en la férrea resistencia a abandonar el poder. Mientras, EEUU está dispuesto a añadir más presión, incluso sobre Rusia.
En la última semana se conocieron dos fuertes reveces en la estrategia de sobrevivencia de Nicolás Maduro. Por una parte, Ziraat Bank, el mayor banco por activos de Turquía, le cerró la cuenta que el Banco Central de Venezuela mantenía en esa institución. Por la otra, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) congeló sus planes de transportar crudo venezolano. En ambos casos la razón de fondo son las sanciones internacionales impuestas al régimen de Nicolás Maduro, según reseñas de la agencia Bloomberg.
Las nuevas medidas de Donald Trump, a la par de las sanciones preexistentes, tienen un alcance todavía impredecible. La cautela parece imponerse por encima de las alianzas políticas y ya está moviendo el piso de los socios de Petróleos de Venezuela, PDVSA.
De acuerdo con Reuters, no se descarta que socios y clientes de PDVSA soliciten al Departamento del Tesoro de Estados Unidos una aclaratoria sobre la nueva Orden Ejecutiva de Trump o que incluso tramiten exenciones específicas para garantizar que sus actividades no sean afectadas por la regulación.
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