“Pasan penurias, dolores y fiebres, lejos de sus familias. Entendemos que son presos y que cometieron un error, pero los calabozos no son tumbas, ellos sufren por salud”, decía Dilcia Muriel, madre de un reo de Fénix quien, acompañada por 5 madres más, exigen una medida humanitaria para tratar los padecimientos de sus hijos.
Por lapatilla.com
Así lo reseña laprensalara.com.ve
A pesar de que Muriel tiene temor de mostrar su rostro y el resto de las madres no quisieron ni pronunciar sus nombres, las lágrimas de dolor evidencian la difícil situación que afrontan estas mujeres. Según ellas narran, son una pequeña representación de todos los familiares del centro penitenciario que tienen reos enfermos y que no reciben tratamientos, ni revisión médica, así como una buena alimentación.
Muriel tiene a su hijo con pie diabético. El llegó a pesar 120 kilogramos y padecía diabetes desde muy joven. Entró al penal por el delito de estafa hace un año y pesa 70 kilogramos, está casi calvo a pesar de solo tener 28 años y ahora presenta laceraciones en el pie que debe curar a diario, pero no lo puede hacer, pues no hay una enfermera que lo ayude.
“Le aceptan la insulina que le llevo los martes y tiene para toda la semana. Pero como diabético debe llevar una dieta que no puede tener y en las heridas debe aplicar una limpieza que tampoco tiene”, dice. Las condiciones insalubres donde duerme el joven no lo ayudan, las colchonetas no las pueden lavar y le aceptan un sabana totalmente blanca semanal, pero Muriel segura que no se puede bañar a diario, así que la sábana se ensucia demasiado.
De las otras madres, tres dicen que sus hijos padecen tuberculosis y una asegura que el reo padece de una enfermedad intestinal desde hace un mes y los custodios sólo le piden acetaminofén para bajarle la fiebre, pero no le aceptan medicamentos para la diarrea o el vómito. El muchacho ha bajado mucho de peso.
“Sólo comen arepas, yuca o papa solas, agua de lentejas o de caraotas, arroz blanco y de vez en cuando auyama o patilla, pero no todo junto. El racionamiento de la comida es bárbaro”, explicó una de las madres.
Ellas expusieron en la Defensoría del Pueblo y Fiscalía, que desean pasar alimentos y medicamentos, pero la respuesta es que sin permiso del Ministerio Penitenciario no se puede ingresar nada al penal. Sin embargo las madres aseguran que si van a las 6:00 de la tarde al penal, algunos días, los custodios les piden 200 mil bolívares y ellas logran pasar alimentos para los jóvenes enfermos.
La justificación de los mismos custodios para no trasladar a los reos a los tratamientos médicos, es que no hay suficiente personal como para que salgan custodios con traslados a los hospitales, que podrían tardar más de cinco horas. Según las madres tampoco hay unidades suficientes para llevarlos al Hcamp y que la única manera de sacarlos es que tengan algo de “gravedad”.
“Aquí esperan que el preso se muera para llevarlo a morgue. Mi hijo parece un esqueleto en vida y no hay nada que yo pueda hacer. El Ministerio Penitenciario viola los derechos humanos”, dice Muriel.