En Colombia hace vida política el Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), cuyo presidente Rodrigo Londoño (mejor conocido como “Timochenko”) el 29 de agosto de 2019 hizo un llamado a la paz a los distintos sectores del país y a la comunidad internacional pese al incumplimiento –según dijo– por parte del gobierno colombiano del acuerdo de paz firmado en La Habana, por cuanto “no renunciarán a la paz ni a la palabra empeñada”. Esta es la respuesta al pronunciamiento que, el mismo día, hicieron las denominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) leído por Iván Márquez, en el cual declaran, sin más, que vuelven a las armas. Ello implica que volverán (o seguirán dirían otros) a cometer actos terroristas.
Nos preguntamos ¿dónde se decidió este golpe a la tranquilidad del ciudadano colombiano que se estaba acostumbrado ya a disfrutarla? ¿Con quién o quiénes se fraguó esta conjura contra los venezolanos que amenaza con aumentar aún más su desesperación y desasosiego? Circulan opiniones que dan cuenta acerca del origen de esta acechanza a la paz de la región al indicar que fue en Foro de Sao Paulo donde Iván Márquez y otros se habrían reunido con Nicolás Maduro y cubanos y decidieron reestrenarse ante el mundo como un grupo dispuesto a usar las armas para lograr sus demandas y, de paso, subir de escala el conflicto venezolano.
Cuáles son las interrogantes que se plantean: las FARC finalmente se quitan la camisa de fuerza (o careta) que les imponía el “proceso de paz” que suscribieron e inician la ejecución de actos terroristas que permitan escalar de nivel al cabalgar sobre la dramática crisis de nuestro país, y así mezclarse o confundirse con ésta, con lo que logran marcar nuevamente su territorio y, además, se escinden como cuerpo armado que protege y defiende la permanencia en el poder de Nicolás Maduro de fallarle la Fuerza Armada o simplemente para sumar fuerzas. Se trata de una nueva propuesta consensuada de las FARC con Maduro y representantes del gobierno cubano conforme a la cual se ha formalizado un convenio de cooperación mutua, cuyo protagonista será la violencia que desatarán, que amenaza con ser aún mayor que la que ya conocemos.
Ante este panorama surgen algunas hipótesis muy preocupantes: ¿disminuirá la curva acelerada y ascendente de migración venezolana hacia Colombia ante la amenaza que constituye que un grupo armado y sanguinario declare retomar las armas? Comenzará a aparecer la migración de ciudadanos colombianos, como ya ocurrió en los años ochenta e irán hacia otros países de la región y no al nuestro por cuanto quienes aquí usurpan el poder han otorgado un reconocimiento público a este grupo terrorista y trabajan en la misma dirección, con la violencia como bandera ocasionando lo único que ella provoca en cualquier sociedad: sufrimiento, hambre y desconcierto. Ante ello, ¿cuál será la reacción de los gobiernos de la región, al constatar que se sigue incendiando el continente y que el fuego que levanta es cada vez más alto?