La duquesa de Sussex viajó el pasado fin de semana a Nueva York para apoyar a su amiga Serena Williams en la final del US Open 2019, su primera vez viajando sola desde que se convirtió en madre a principios de este año. El viaje de Meghan Markle al torneo de los Estados Unidos fue de último minuto, y se dice que abordó un vuelo comercial, luego de la controversia que surgió después de que viajara en avión privado con el Príncipe Harry el mes pasado, así lo reseñó el portal Infobae.
Desde que se confirmó la relación sentimental que existía entre el príncipe Harry y Meghan Markle, la ex actriz norteamericana se convirtió en el foco de todas las miradas. Markle se transformó de la noche a la mañana en el miembro más polémico de la familia real británica. La duquesa de Sussex se ha visto envuelta en los últimos meses en un sinfín de polémicas, desde sus viajes en avión privado hasta sus desplantes a la Reina Isabel II.
Consciente de que todas las miradas estarían puestas en ella, Meghan optó en esta ocasión por un vestido camisero de jean de la firma estadounidense multimarca J. Crew, con el que logró causar sensación. Un diseño de largo “midi”, mangas abrochadas a la altura del codo y cinturón de la misma tela que acentuaba su silueta y que se puede, o más bien, podía adquirirse por 70 euros. Una vez más, el “efecto Meghan” hizo que sus seguidoras consiguieran agotar la prenda en un abrir y cerrar de ojos.
Optó por un artículo de la temporada pasada de una firma estadounidense, una de las favoritas de Michelle Obama. Markle completó su look con un abrigo gris, sin cuello ni botones, de la misma marca; una cartera de Carolina Herrera y gafas de sol de Victoria Beckham.
Sin embargo, la pieza estrella de su atuendo fue sin dudas la que eligió para demostrar su amor por su marido y su hijo de una manera muy dulce y elegante: un collar grabado con sus iniciales. El colgante de oro de la firma Mini Mini Jewels es de 14 quilates y cuesta USD 245.
Para Patricia Doria, diseñadora de indumentaria y directora del área de Moda de la Universidad de Palermo Facultad de Diseño y Comunicación, en el afán de “estar a la altura” de la familia real, Markle “tuvo que transformar esa brutalidad norteamericana en sofisticación inglesa”.
“Ella venía de ser un sex symbol en la pantalla televisiva. Lucía atuendos muy ajustados con faldas tubo como protagonistas y tuvo que sofisticar su look, atenuar sus facciones y su cabello utilizando prendas simples. Meghan está construyendo una nueva imagen y con este outfit buscó acentuar su cintura, la famosa ‘forma de X’ que tanto ponderó Christian Dior”, explicó la especialista.
En las gradas, Markle se sentó junto a la madre de Serena Williams, Oracene Price. Detrás de ellas estaban la hermana de la tenista, Venus Williams y la editora de la revista Vogue, Anna Wintour. Las cuatro compartieron confidencias y risas a lo largo del partido. Sentado en la fila delante de Markle se encontraba también Alexis Ohanian, el marido de Serena Williams y el padre de su hija Alexis Olympia, de dos años.
En otra ocasión, Wintour ya había hablado sobre la duquesa de Sussex, y descrito el estilo de Markle como “inspirador para muchos”. “Ella realmente está aportando modernidad a la familia real de una manera que es inspiradora”, aseguró en su momento el ícono de la industria de la moda.