Los municipios Bolívar y Pedro María Ureña le dan vida a la frontera, considerada la más activa de América Latina. Cada uno de ellos tiene un puente internacional, el Simón Bolívar en San Antonio y el Francisco Paula de Santander en Ureña. Luego de las órdenes de Nicolás Maduro con la activación de Alerta Naranja y los ejercicios militares, se supone que ahí está el mejor termómetro para medir lo que ocurre en la zona fronteriza.
Por Sebastiana Barráez / infobae.com
Hasta ahora no ha pasado de ser un acto más efectista que real, con cierto movimiento de vehículos oficiales, algo de tropa, pero más allá de eso y algunas alcabalas, no hay nada que ponga en alerta a la población.
Hace unos días sí llegaron militares y también una docena de autobuses Youtong rojos, que transportaron gran cantidad de personas. No se sabe si son civiles o grupos irregulares. También llegaron cuatro patrullas del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) con las cocteleras encendidas y un convoy de camiones de la Fuerza Armada.
Pero aún así, en un salón de pool llamado El Chaparrón, en Ureña, y a solo una cuadra de una gran alcabala que colocó la Guardia Nacional Bolivariana y el Ejército en la entrada del pueblo, el sábado mataron a balazos a un hombre. El punto de control móvil apenas se interesa para requisar a quienes llegan de los estados del interior de Venezuela con intención de pasar a Cúcuta (Colombia) a buscar alimentos, comidas y repuestos.
Los efectivos militares les cobran en pesos y a quienes no pagan los amenazan con cárcel por el delito de contrabando. Aunque los militares escucharon los tiros ocurridos en El Chaparrón y vieron a la gente que estaba en el lugar salir corriendo despavorida y gritando, ninguno de los funcionarios se dio por aludido.
El lunes 9 de septiembre mataron a dos hombres más: a un mototaxista en los Lavaderos de Aguas Calientes y a un bombero en la Integración en Ureña. Lo irónico del caso es que el pueblo está lleno de militares y servicios de inteligencia por el anuncio de Alerta Naranja en la frontera. Pero los grupos irregulares ni las bandas criminales respetan esas decisiones y mucho menos a los militares que andan por el pueblo.
Más alcabalas
Los habitantes de Ureña han visto a varias caravanas militares, pero desconocen dónde están asentados porque en el Comando de la GNB de Ureña no están.
Este martes llegó la fecha anunciada por Maduro para el arranque de los ejercicios militares. Tanto las alcabalas como los pasos fronterizos estaban como un día cualquiera.
Le pregunto a un residente de la zona cómo siente el impacto de los anuncios que hizo Nicolás Maduro. “Hay dos alcabalas móviles que antes no estaban ahí, en el Centro de Ureña frente a la Cruz de la Misión y en la entrada a Ureña, es mixta con guardia y ejército, aunque a veces se le suma el Cuerpo de Investigaciones Científicas penales y Criminalísticas (Cicpc) y Policía Nacional”.
“La semana pasada vi dos tanquetas que pasaron por el frente de mi casa, de resto solo he visto unos cuantos vehículos militares y caravanas de camionetas Hilux beige escoltadas, que vienen y van desde Ureña hasta San Antonio”.
Aumentan los bonos
Desde el Alto Mando hacen esfuerzos por detener la avalancha de deserciones y de interesar a los militares en los operativos de la frontera. Es así como el Ministerio de la Defensa anunció hace unos días un bono de alimentación y transporte por Bs. 250 mil, aclarando que eso es aparte del ingreso mensual y de los dos bonos patrias que corresponden en septiembre por 100 mil bolívares. “La FANB tendrá además el bono especial de 200 mil bs. Quedando el ingreso mínimo en 615 mil”.
Aceleraron la entrega de las cajas de alimentos CLAP, desde generales y almirantes hasta soldados o cabos. Y les anunciaron que habrá un incremento de beneficios.
Pero a la par de eso, en los últimos días han ocurrido una serie de incidentes, con participación de efectivos militares en diversos delitos, desde lo ocurrido en Anzoátegui con cuatro efectivos de la Armada, la Aviación y el Ejército, adscritos a la Brigada de Comunicaciones Audiovisuales (BRICOMA) de Barcelona, quienes en vehículo oficial llevaban 20 cajas de Pepino de Mar (Especie Marina en veda), para fines comerciales y porte ilícito hasta la proliferación de casos de militares trasladando drogas.