La crisis política, social y económica que sacude a Venezuela pareciera no tener fin. La comunidad internacional insiste en que la vía para revertir el deterioro institucional de esta nación petrolera es la negociación entre el gobierno y la oposición que concrete una salida electoral, con el llamado a comicios presidenciales en un tiempo prudencial.
Por Elizabeth Ostos / infobae.com
“En la actualidad no hay avances concretos en las negociaciones aun cuando al chavismo le conviene un arreglo por la vía democrática que le permita salir por la puerta grande del poder, entregándolo a fuerzas emergentes como resultado de una elección libre y transparente. Si esto pasa y ese movimiento se reacomoda, podría volver al poder en un lapso prudencial, tal y como parece que sucederá en Argentina, en las próximas semanas con la vuelta de Cristina Fernández a posiciones de poder”.
Así lo opina el sacerdote jesuíta Francisco José Virtuoso, Rector de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
En entrevista con Infobae el religioso señala que “según recientes encuestas de opinión, el 90% de los venezolanos quiere un cambio de gobierno y de régimen. Pero esto no significa que estemos transitando un escenario insurreccional en el país. Hay una fuerte desmovilización de la sociedad. Estamos impactados por la represión y la violencia social. La gente tiene miedo, por eso se muestra cautelosa y aunque hay mucha rabia y descontento generalizado los ciudadanos piensan bien las reacciones. En los sectores populares se reprime sistemáticamente y en la actualidad hay un récord de detenciones por motivos políticos, torturas, hostigamiento a los actores políticos que se oponen al gobierno”.
Revela Virtuoso que en su trabajo con la compañía de Jesús en Venezuela, “detectamos que en los sectores populares la gente está desmotivada y desmoralizada. La crisis económica y social golpea mucho a la gente. También hay mucha desinformación de lo que pasa en el resto del país, solo se oye la verdad oficial en los medios de comunicación nacionales. Pese a esto hay muchas manifestaciones día a día. Según el observatorio venezolano de conflictividad social, en el primer semestre de 2019 hubo 10.477 protestas en toda la República, aun cuando esto no implique que esta sociedad esté en ebullición. Los estudios de opinión también señalan que 43,6% de la gente expresa sentimientos de tristeza, depresión y desilusión ante la coyuntura actual. Y según el estudio de condiciones de vida de la poblacion, 56% de la sociedad está en situación de pobreza multifuncional. Además de temas e ingresos, son problemas de servicios públicos y de calidad de vida. Una familia que este en una situación de este tipo está pulverizada”.
-¿Qué otros elementos desmovilizan a la sociedad venezolana?
– Hay dos factores que claramente desactivan a la sociedad, aun cuando no me queda la menor duda de que la gente quiere un cambio urgente de régimen, de políticas públicas. El venezolano quiere paz, esperanza y certidumbre. La migración y las remesas son lugares de esperanza. En sectores populares depauperados la migración comenzó a ser una ventana de oportunidades para el que sale como para el que se queda. Esto a un gran costo social y personal. El que se va empieza a mandar remesas a sus parientes quienes atenúan en algo los efectos de la crisis económica. El que recibe 100 dólares por mes está mucho mejor que el que devenga el salario o pensión mínimos (menos de dos dólares al mes). Este gobierno está expulsando a la gente del país, sobre todo a los más jóvenes quienes no tienen posibilidades de avanzar o de ser libres. Está claro que la hiperinflación hace que el dinero que viene del exterior rinda menos y que el migrante tenga que enviar más, eso representa un sacrificio.
-Hay sectores de la sociedad que no reciben remesas, que no tienen acceso a servicios, en este momento. ¿No está planteada alguna manifestación de explosión social, existirá una expresión violenta de descontento?
-Yo soy de los que cree que la protesta social que se va a asumir en estos momentos es la de empleados públicos. El gobierno está en una situación muy complicada, porque si libera un poco el tema de los salarios, con todo lo que implica, aumentaría la inflación. Eso hace que la situación social se agrave todavía más. Entonces comenzaran las protestas, el descontento y el malestar social, nosotros no por eso porque se aumente ese clima de desespero social, estamos en una etapa de insurrección o desobediencia civil, Venezuela está muy lejos de una situación de insurrección popular.
“Detectamos que en los sectores populares la gente está desmotivada y desmoralizada. La crisis económica y social golpea mucho a la gente”
-Este cuadro es dramático ¿Por qué no habría insurrección?
– Según todo lo que yo he leído, sobre todo lo que tiene que ver con procesos políticos en los años 70, 80 en el mundo entero, es impresionante el clima de insurrección que ha habido en la calle, la gente organizada de distintos modos solo tenían en la cabeza que el gobierno tenía que salir, El Salvador en los años 70, no solo la gente estaba descontenta y quería cambio, sino que se organizó para sacar al gobierno. Esto no lo veo en Venezuela. Tampoco veo una situación de desobediencia civil, yo lo que percibo es una sociedad muy molesta y que ha estado ilusionada con la salida de este infierno sin tener que arriesgar demasiado, la esperanza de un golpe (de Estado), de una invasión de Juan Guaidó. Hasta que ese conjunto de variables no se modifique, es ilusión no fácil de salida, seguiremos manteniendo esta situación. Una sociedad en donde las encuestas revelan que el 90% de la población quiere que el Gobierno salga pero que el 30% es el quien protesta, y estos no están en una situación de insurrección civil.
Venezuela en transición
El padre Virtuoso señala que en la Venezuela de 2019 sí se está dando un proceso de transición aunque lento y tortuoso. “Porque el régimen chavista no puede seguir manteniéndose tal cual, creo que esa transición comenzó efectivamente con la muerte de Hugo Chávez y la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia. Se cambiaron dos elementos fundamentales, dos elementos sustanciales del régimen: el de la economía petrolera rentista y el del carácter hegemónico, populista como la hegemonía de Chávez en la vida política. El chavismo en manos de Nicolás Maduro fue dando una serie de pasos que agravaron la situación muchísimo más, al extremo que hoy el chavismo con este liderazgo llega a mantenerse en el poder a través de la fuerza, de la ruptura de la sociedad, la violencia, la represión, el aislamiento del mundo entero, Venezuela está en una situación mucho más comprometida en la que pudo estar Cuba en sus años iniciales. Este régimen si se quiere mantener tiene que cambiar”.
“Yo sí creo – prosigue- que hay un sector muy importante de la población que no solamente aspira a un cambio de gobierno, sino que valora la importancia de la economía en el mercado, la importancia de que funcione cierta institucionalidad, la importancia de que funcione la libertad, creo que la valoración de los venezolanos sobre lo que es la democracia y sus instituciones formales, el respeto a la ley, la Constitución parece ser algo que nos ha hecho madurar.”
-¿El chavismo puede reformarse?
-La semilla del cambio está latente. Las posibilidades objetivas de cambio están instaladas; el cambio puede ir en varias direcciones: un chavismo reformado o un gobierno de oposición al chavismo que tendrá que luchar por consolidarse. Si vemos la historia de Venezuela en los últimos 20 años, yo sí creo que el cambio político es posible y vendrá. En este sentido estamos más cerca de lo pudimos estar unos años atrás, yo sí creo que es verdad que hay una serie de logros este año: el apoyo internacional que es bien importante y que el día de hoy tenemos un liderazgo de Juan Guaidó bien posicionado a esas posibilidades de cambio, creo que se trata de un proceso largo y difícil peor que podemos caminar en esa dimensión.
-¿Usted ve la posibilidad de algún pronunciamiento militar?
-No tengo mucha información de eso, la verdad cuesta acceder a esa información, pero lo que, si parece claro que esa vía de la insurrección militar tiene pocas posibilidades en este momento, porque si algo se ha encargado el régimen, ha sido del control de las Fuerzas Armadas, fruto de eso es que dentro de los perseguidos políticos, el sector militar ha sufrido bastante, la cantidad de presos políticos militares y torturados militares es impresionante, la lucha por controlar la Fuerza Armada ha sido clave. En este momento hay unas Fuerzas Armadas que están bajo el control del régimen, mientras se mantenga ese control veo muy difícil que haya un cambio en la actuación militar, porque mucho de estos oficiales sienten que su posibilidad de sobrevivencia política en la cúpula depende de su unidad dentro del régimen, tendría que tener muchísimas garantías para sobrevivir, ¿quién te garantiza que te dejen en paz y que después no te caiga encima la corte penal internacional? Ellos sienten que por sobrevivencia deben estar todos juntos al gobierno, unidos en su defensa propia, en la unión esta su mayor coraza.
“La sociedad venezolana tiene que activarse, no puede seguir siendo una sociedad que solamente ve la posibilidad en la migración o la remesa como sobrevivencia”
-Entonces la salida a la crisis será tortuosa…
-Si veo la situación terriblemente complicada, y veo que hay en este momento un cierre de posibilidades, porque el gobierno está jugando a los vientos de guerra y la posibilidad de un espacio concertado se ha cerrado prácticamente, aunque no se ha excluido, el espacio está ahí. (La mesa de negociaciones impulsada por Noruega). La oposición ha dicho “estoy dispuesto a seguir en la mesa, sigo sentado” y el gobierno ha dicho “Me levanto y me voy” y si no está el gobierno no se puede dialogar y negociar.
-¿Existe otra salida a la crisis que no sea a través de una negociación?
-La única posibilidad de salir a la crisis en Venezuela pasa por una solución política y electoral, esta requiere ser concertada será en este mecanismo o no, pero de que tiene que ser concertada lo debe ser, el gobierno no puede destruir a la oposición aunque lo quiera, y no solo estoy hablando de un sector político sino de un sentir nacional, el 90% del país no quiere al gobierno. Entonces el régimen deberá entender esa situación y deberá enfrentarse a ella. Pero efectivamente el gobierno tiene las armas, el poder militar, la capacidad de control y represión y la oposición no tiene nada de eso, pero cuenta con el sentir mayoritario de las personas, y cuenta con un respaldo internacional importante. Maduro tiene ante sí una terrible crisis económica y social que no puede manejar. Para hacerlo va a necesitar capitales y recursos. Evidentemente la necesidad de una salida a la crisis es para el país, pero también al gobierno le convendría una salida democrática, civilizada y racional de esta crisis. En ese sentido creo que desde el punto vista práctico hay necesidad concertación, del entendimiento para encontrar el camino que haga posible celebrar unas elecciones realmente libres y transparentes que permitan un cambio constitucional del gobierno, es lo más conveniente. Apostamos a eso. La sociedad civil tiene que tomar eso como su bandera, nosotros necesitamos la exigencia de vuelta a la democracia, a la institucionalidad y concretamente en la celebración de unas elecciones presidenciales (…) es la posibilidad de encontrar una salida urgente al cambio de régimen político porque efectivamente hay sectores dentro de gobierno que no ven esa posibilidad, sino la de quedarse a como dé lugar.
-¿Hay espacio para el optimismo en Venezuela?
-Soy optimista en el sentido de ver posibilidades, yo no veo que todo este perdido. Veo que este juego a pesar de que en este momento está trancado puede seguir desarrollándose en positivo. Siento que la sociedad venezolana tiene que activarse, no puede seguir siendo una sociedad que solamente ve la posibilidad en la migración o la remesa como sobrevivencia. Tiene que haber una activación en positivo.