Venezuela se debate entre absolutismos establecidos en la confianza ciudadana luego embaucada, timada con un proyecto de cogobierno con quienes participaron en la ruina, robo y destrucción de un país, violando Derechos Humanos. Se asociaron, comerciando parcelas de poder, lucrándose, contratos, privilegios e influencia. Así de simple, así de canalla.
Por Armando Martini
Sus acuerdos públicos y ocultos han sido refrendados por personeros gubernamentales, el tribunal supremo obediente, injusto, que no defiende la Constitución y sus ciudadanos, sino sentencia contra los verdaderos defensores de la democracia y libertad.
Siguiendo lineamientos castristas, han cooptado instituciones, adversarios e individualidades que irresponsables se han plegado a su mandato, véase cómo -no todos- partidos políticos, gremios, sectores religiosos, académicos, sindicatos y asociaciones de la sociedad civil acompañan la farsa, sin reparar que cumplen una estrategia para permanecer en la conchupancia.
El respaldo de algunas fracciones minoritarias -que estultos no se percatan son la mayoría del pueblo con esperanza- del parlamento a la reelección de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional para el año 2020 supone -sin duda- el revés en las gestiones que adelanta para lograr su compromiso: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, al menos en 2019, que necesita el empuje de quienes están fuera de los candados, codicia, intereses y chascos permanentes del llamado G4. El dialogo inútil y fracasado de Oslo/Barbados es el mejor ejemplo; del cual nadie rendirá cuentas, tampoco darán explicaciones y jamás disculpas por el daño causado. Sin embargo, continuarán en sus posiciones societarias como si nada hubiera pasado.
El extemporáneo, e inconveniente pronunciamiento de arrodillados, es detestable, vergonzoso, y le hace un daño incalculable al presidente interino, considerándolo incompetente, incapaz de cumplir la palabra empeñada con la ciudadanía.
Antes de concluir el periodo legislativo, cualquier tema diferente al cese de la usurpación, es irrelevante, inconveniente, irritante y hasta ofensivo, cuando los venezolanos se enfocan en sobrevivir, la campaña electoral para respaldar la directiva de la AN para el 2020, decisión que, posterior a la presentación de un balance de gestión, rendición de cuentas con las debidas aclaratorias y explicaciones, debe ser ciudadana y no de cúpulas en defensa de conveniencias.
El apresuramiento, además de incumplir el acuerdo de alternabilidad pactado, que el impresentable G4 desaprovecho, malbaratando, engañando la confianza de un pueblo, generando expectativas que no cumplieron, y por eso lo que obtienen es el repudio ciudadano, aferrándose, igual que el régimen castrista al poder, sin importar el sentir y padecimiento del venezolano, que se hunde cada día en un precipicio económico, político, social, ético y moral.
El castrismo madurismo avanza con cada día más dificultades para consolidar el proceso de implantación que disfrazan como socialismo del siglo XXI, cuando no es más que un grupo delincuencial. Lo que comenzó como simple estrategia de confabulación para limpiar su terrorífica imagen obteniendo de sus asociados prerrogativas de impunidad, elegibilidad y continuación de sus negociados ilícitos, se afianza en un régimen de terror que busca amilanar a los venezolanos en su persistente rechazo a los criminales de lesa humanidad y violación de los Derechos Humanos como política, a través de la intimidación, que va desde militares, medios de comunicación, fallos judiciales, hasta lo impensable. ¡Nadie parece salvarse del hostigamiento!
Denigrante, la encubridora y cómplice conducta de cierta dirigencia partidista al permitir el fortalecimiento de la dictadura, desde el mismo momento que se resignó a su desconocimiento y posterior incorporación como socios al saqueo del tesoro público, hasta la consumación del acuerdo para cohabitar, intentando fracturar y desconocer al Tribunal Supremo de Justicia legitimo obligado al exilio, que ha permitido el desarrollo del nauseabundo gravamen de las “G”, imposibilitando el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, entre la crueldad del G2 cubano y G4 castro cooperante del partidismo venezolano adornado de oposición y actor de complicidad por el poder.
La hipócrita simulación de la mutación MUD/Frente Amplio pensando que por medios electorales e institucionales se puede combatir un comunismo cruel y despiadado, es craso error que el parlamento opositor comete a conciencia, y nada saldrá de allí eficaz contra el establecimiento socialista. Los ciudadanos no podemos ser cómplices con nuestro silencio, que es una forma de impunidad.
La utilización de la justicia para la persecución de adversarios políticos, está demostrada en la villanía tribunalicia, que hace majadero buscar reformas en consenso con socialistas y sus compañeros de ruta en la Asamblea.
El castro madurismo y sus socios politiqueros, bolichicos, choro-opositores, caza rentas, no son un Gobierno cuyos integrantes cometen actos aislados de corrupción, sino una estructura mafiosa, que asaltó el poder por la vía del sufragio mentiroso. Las instituciones claves del Estado fueron ocupadas por la red delictiva utilizando esquemas financieros con apariencia de legalidad, cuyo único fin es el enriquecimiento ilícito de sus miembros, sin importar siquiera la precariedad generalizada, ahora con un G2 alterno: hablar bien del interino es ser demócrata y defensor de la libertad. El lema de ambos es el mismo, aquí no se habla mal ni de Chávez ni de Guiadó.
Somos náufragos en un mar repleto de tiburones siempre hambrientos, sedientos de sangre, poder, oro y petróleo. Sin embargo, los escualos no son eternos.
@ArmandoMartini