Victor Jimenez Ures: Del militarismo a la civilidad

Victor Jimenez Ures: Del militarismo a la civilidad

Ya lo hemos dicho antes, y lo seguiremos diciendo, aún a riesgo de parecer cansinos: El pueblo venezolano está atrapado en el laberinto del mito militar. Nos encanta todo aquello que suene a soldados, a héroes de la patria, a gestas heroicas y demás subproductos del militarismo masoquista que padece nuestro gentilicio. ¿Está justificado tanto amor y celo por todo lo militar? Es verdad, los méritos independentistas, en buena medida, se los llevan los hechos de armas, pero también le debemos a las armas (y a quienes las esgrimen) la consiguiente devastación de las guerras civiles que siguieron a la independencia, así como las dictaduras militares (Las más resaltantes: Gómez, Pérez Jiménez y Chávez- Maduro) que hemos padecido durante nuestra corta historia como república independiente.

En atención a lo anterior, pareciera que los historiadores encargados de diseñar el modelo curricular de nuestro sistema educativo, estuviesen reñidos que la civilidad, y todo lo que ello implica, entre otras cosas, con el pensamiento y la razón. En efecto, a nuestros jóvenes (los de la IV y de la V República) nada se les dijo sobre Roussseau y el resto de los pensadores civiles que durante el siglo de las luces dieron forma a los más nobles ideales de libertad que inspiraron la independencia americana. En el mismo sentido, poco o nada se habla de nuestros próceres civiles, relegándoles al papel de segundones en una historia protagonizada por militares.

Nuestras calles, avenidas y autopistas casi siempre son bautizadas con nombres de soldados ¿Por qué carrizo? ¿Acaso los civiles no valen la pena y no merecen ser recordados? Resulta confuso, por decir lo menos, que personajes como José Gregorio Hernández sean relegados a un papel meramente religioso cuando en realidad se trató de un importante médico y científico que contribuyó significativamente a la ciencia de su época introduciendo el uso del Microscopio en Venezuela, fundando la primera cátedra universitaria de bacterología en toda Latinoamérica, así como también las cátedras de Histología Normal y Patología -todas en la UCV- siendo también pionero en la realización y lectura de los exámenes médicos de laboratorio, y además destacándose como uno de los fundadores de la Academia Nacional de Medicina Venezolana. Y la pregunta: ¿Por qué es más honorable quitar vidas que salvarlas? ¿En qué momento se nos invirtieron los valores?





Y así como el de José Gregorio Hernández, existen innumerables casos de ciudadanos ejemplares, injustamente olvidados (o relegados) por una educación civil peligrosamente enamorada de todo lo castrense… Por tanto, no es ninguna sorpresa que aquellos niños formados en el misticismo de la épica militar se conviertan en adultos con tantas simpatías por los caudillos militares. Tal es el endiosamiento, lógicamente exacerbado por la dictadura, que hoy en día buena parte de la población civil está convencida de que no habrá ningún cambio político en el país sin que medie la intervención de los soldados.

Al respecto, quien suscribe está plenamente convencido de que el cambio llegará, incluso antes de lo previsto, y que, indiferentemente de quien ocupe la presidencia de la República con posterioridad, las cosas seguirán igual o incluso irán a peor, si no opera un cambio introspectivo que sustituya a la sombra militar por la luz que nos brinda el saber y la cultura.

¡Tenemos que evolucionar!

Como sociedad debemos abandonar los antiguos paradigmas que rinden culto a la violencia y a la muerte, y sustituirlos por una visión integradora de la universalidad y la diversidad del ser humano. Es necesario que dejemos de medir la grandeza de los hombres por la cantidad de batallas ganadas, y lo hagamos, más bien, por la cantidad de libros escritos, el número de canciones compuestas, la cantidad de vidas salvadas y la calidad de las obras de arte creadas.

Celebremos y reconozcamos la capacidad creativa, constructiva y sanadora del ser humano, antes que su capacidad para destruir, reprimir y forzar.

Dios Bendiga a Venezuela.

@vjimenezUres