Bill Gates fundó Microsoft en 1975 y así formó un imperio que le generó una fortuna estimada en USD 107.000 millones. Tras dejar la presidencia de la empresa, actualmente dedica la mayor parte de su tiempo a tratar de cambiar el mundo a través de la Fundación Bill & Melinda Gates, aunque ya no es el hombre más rico del mundo.
Por: Infobae
La serie documental “Bill Gates bajo la lupa” producida por Netflix muestra al millonario y filántropo en su lado más humano. Según se puede observar en la publicación, la fundación creada en el año 2000 invierte cada año cerca de USD 5.000 millones en la educación pública estadounidense, en ayudar las mujeres, apoyar la planificación familiar de los colectivos más desfavorecidos y en campañas de vacunación infantil.
La fundación que dirige Bill junto a su esposa Melinda es la más grande e influyente del mundo no solo por su cuantioso presupuesto, sino también por la relevancia de los proyectos que acomete.
Su principal objetivo es el de mejorar las condiciones de vida de las minorías desfavorecidas en Estados Unidos, pero muchos otros tienen puesto su foco más allá de las fronteras del país de origen del fundador de Microsoft.
Y es que algo que deja muy claro esta serie es que Bill Gates quizás no habría tenido el sentido filantrópico tan desarrollado de no ser por su esposa Melinda, que soporta junto a él la carga de trabajo y la toma de decisiones de la fundación.
Por si fuera poco, Gates también cuenta con la complicidad de Warren Buffett, otro multimillonario y filántropo estadounidense de quien es amigo desde hace décadas y que ha amasado una fortuna cercana a los USD 80.000 millones en el mundo de las inversiones y las finanzas, de acuerdo con información del portal Xataca.
Hace más de una década Buffett anunció que donará paulatinamente el 99% de su fortuna a la Fundación Bill y Melinda Gates, una decisión que refleja su compromiso con la filantropía.
Gates y Buffett mantienen -durante el metraje- varias conversaciones que evidencian la firmeza con la que pretenden acometer aquellos proyectos que pueden tener un impacto positivo en las oportunidades de los colectivos más desfavorecidos de los países más pobres o en vías de desarrollo, muchos de ellos en África.
En algunos países africanos el 12% de los niños muere con menos de 5 años a causa de la diarrea, una enfermedad erradicada desde hace décadas en los países avanzados.
Otro ejemplo de las lamentables condiciones en las que se vive en África es Nigeria, que en 2018 desbancó a la India como el país con el mayor número de personas viviendo en pobreza extrema -más de 99 millones- lo que junto a la exclusión, la desigualdad de género, la corrupción y la violencia lo convierten en lugar predilecto para traficantes. Y ni qué decir de las condiciones sanitarias.
Es así que Bill Gates se ha dedicado a ayudar a estas poblaciones tan desfavorecidas, con una estrategia que le permite reclutar a ingenieros, inventores e investigadores capaces de proponer ideas originales, como por ejemplo, un retrete que no requiera ni energía, ni sistema de alcantarillado, ni tratamiento de las aguas residuales.
El documental muestra algunas de esas soluciones, y casi todas ellas recurren al filtrado de los excrementos de una forma más o menos elaborada. Pero una de ellas propone un enfoque diferente que utiliza la combustión de las heces para extraer de ellas el vapor de agua y facilitar su procesado.
Omni Processor, que es como se llama esta máquina, en realidad no es un retrete de alta tecnología; es una planta de tratamiento de residuos fecales autónoma que se abastece de la energía que ella misma genera, proporciona agua potable a partir de las heces y procesa los excrementos de manera que no tengan un impacto perjudicial ni en las personas ni en el medio ambiente.
La Fundación Bill & Melinda Gates y Sedron, la compañía estadounidense que ha diseñado esta planta de tratamiento, han financiado la construcción de una unidad piloto en Dakar (Senegal). Y ha funcionado
Actualmente procesa y depura los excrementos de una población que oscila entre las 50.000 y las 100.000 personas. Y, además, las abastece de agua potable. Pero hay un problema: su coste es lo suficientemente elevado para impedir que se puedan instalar las plantas de tratamiento necesarias para erradicar las enfermedades derivadas de la ausencia de saneamientos en estas poblaciones. El reto reside en encontrar la forma de abaratar esta tecnología, así que aún queda mucho trabajo por hacer.
De acuerdo con Bloomberg, Gates aún estaría en primer lugar de la lista de los más ricos del planeta si no fuera por sus donaciones filantrópicas. El gurú del software ha donado hasta ahora más de USD 35.000 millones a su Fundación Bill y Melinda Gates.