La economía venezolana al cierre de 2019 será 60% más pequeña que en 2013. Sólo este año, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, el PIB experimentará una contracción de 35%. A la par de esto, el país sigue sumido en un agresivo proceso inflacionario con una variación de precios de 50.100,3% entre octubre de 2018 y septiembre de 2019 y, según la FAO, 6,8 millones de venezolanos padecen hambre. Las proyecciones de organismos internacionales y de firmas privadas indican que el panorama no será diferente en 2020. Así lo reseña alnavio.com
Por Zenaida Amador
Pero Tareck El Aissami, vicepresidente del Área Económica de Nicolás Maduro, opina diferente. “Estamos en plena fase de recuperación económica (…) Estamos generando mayor riqueza y diversificando nuestra economía”, aseguró a finales de agosto.
Más recientemente dijo que “2019 ha sido el año de fuego para forjar nuestro carácter revolucionario de cara a las nuevas victorias de los tiempos futuros”, por lo que augura que “2020 es el año definitivo hacia el despegue y el crecimiento económico real”.
Sus afirmaciones parecen no tener asidero alguno. Así lo sienten los ciudadanos, así lo reflejan las estadísticas disponibles. Pero eso no le importa al régimen.
El Aissami, como Maduro, mantiene el mismo discurso desde mediados de 2018 -cuando asumió el liderazgo del área económica- alternando entre las promesas de un mañana mejor que nunca llega y las acusaciones a mansalva de que los problemas son fruto de la guerra económica, de los ataques de la derecha y del imperialismo, pero jamás su responsabilidad. Su único objetivo es garantizar la sostenibilidad del régimen en el poder.
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