En casi 30 años la policía no pudo dar con la identidad de una mujer que disfrazada de payaso, invadida por los celos, le quito la vida a la esposa de su amante en el portal de su hogar.
por: Cultura Colectiva / Abril Palomino
Una mañana lluviosa del 26 de mayo de 1990, un Chrysler Le Baron blanco se estacionó afuera de la casa de Marlene Warren en Palm Beach, Florida, mientras la mujer de 40 años terminaba de desayunar con sus hijos y amigos, una persona disfrazada de payaso descendió del automóvil y tocó el timbre. Cuando Warren abrió la puerta, el payaso de peluca naranja, cara blanca y nariz roja, le entregó un par de globos y un arreglo floral.
Después de entregar los obsequios a la mujer, el payaso sacó un revólver y le disparó en la cara. El hijo de Marlene, Joey, de 21 años escuchó la detonación, corrió a la entrada y logró identificar el modelo del automóvil en el que huyó el asesino de su madre. Marlene Warren murió dos días después en el hospital.
La investigación policiaca señaló a dos sospechosos detrás el disfraz del sangriento payaso, pero al no contar con las pruebas suficientes no pudieron ser enjuiciados, hasta el año 2017 cuando se confirmó al culpable gracias a una prueba de ADN.
A un año del crimen, la policía de Palm Beach determinó que Michael Warren, esposo de Marlene, y Sheila Keen, su amante, probablemente estaban detrás de la muerte de Marlene. Michael declaró que no sabía nada del asesino de su mujer y que no tenía ningún tipo de relación con Sheila Keen.