Una de las preguntas y observaciones más recurrentes del publico en la entrevista realizada por José Domingo Blanco, Mingo, en su programa de RCR750 del 15 de Octubre (ver RCR750 – Por todos los medios, martes 15/10/2019, en https://youtu.be/VgYy07LB3_Y) a la Dra. Blanca Rosa Mármol de León y al Ing. Enrique Colmenares Finol, principales Directivos de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, refirieron al hecho que la propuesta que hacemos es ingenua o peor aun irrealizable. Porque, ¿de dónde salen estos ingenuos (por no decirnos idiotas) para proponernos una consulta en el medio de la más feroz tiranía, que ha provocado el éxodo más grande del continente, una consulta a un pueblo muerto de hambre, muriendo por enfermedades? ¿Como la van a hacer? ¡Están locos! Y oyendo a la Dra. Mármol y al Ing. Colmenares con solo breves minutos para responder, creo que llegue a comerme las uñas hasta los codos.
Y lamentablemente esa es la primera impresión. Y como todos sabemos, las primeras impresiones matan. Y esa primera impresión realmente puede matar este retoño que está naciendo como una posibilidad verdadera para la recuperación de la libertad en Venezuela.
Y es que la explicación no es fácil y lo primero que recuerda la gente son las malas experiencias donde los políticos destruyeron con los pies lo que en la sociedad civil construimos con las manos el 16 de Julio de 2017, donde lo primero que hicieron fue decir que nuestra consulta no era vinculante, cuando esa expresión popular está perfectamente contemplada en el Artículo 5 de la Constitución de 1999 como una manifestación de ejercicio directo de la Soberanía Popular. Con esa consulta pudieron remover a Maduro del ejercicio del poder, contando con ese mandato de los votos de los ciudadanos, decidiendo a continuación un Gobierno de Transición, con todo el respaldo de la Comunidad Internacional, manifestado ese mismo día.
En otras palabras lo que sucedió con Juan Guaidó el 23E sin los votos de los venezolanos, se pudo hacer el 16 de julio de 2017 con respaldo de esa consulta popular, con ahorro de mucho sufrimiento de este pueblo en estos últimos dos años. Pero la oposición oficial vendió a su mama por un par de chancletas. En lugar de hacer eso y restearse trancando el domino de una partida ganada, se transaron por unas elecciones de Gobernadores y Alcaldes (Elecciones Regionales el 15 de Octubre de 2017), negociando así la voluntad popular.
Entonces, ¿fue la Consulta Popular la culpable de que quienes debían cobrar lo que el pueblo ordenó, no lo hicieran el 16J? La consulta fue el medio, el instrumento para poner al régimen en el cadalso, pero no hubo la altura política necesaria en la conducción de la oposición oficial para terminar de cerrar la soga alrededor del cuello de los delincuentes del régimen y terminar de ahorcarlos. Quienes nos aducen que “otra consulta no es necesaria” son instrumentos ciegos de quienes no quieren ser puestos de nuevo en esa situación y ahorcados por la voluntad del pueblo.
Pero esa es solo una parte de la historia. Vamos al presente. Nosotros si sabemos que una Consulta Popular pone al régimen en el cadalso de la historia de Venezuela, pero también sabemos que el régimen se ha encargado de destruir al país a tal extremo que permitir lo que pasó el 16J resulta una ilusión. Para ellos eso no puede volver a pasar. Eso pudo suceder porque la oposición oficial negocio la consulta antes del 16J con el pueblo encendido en las calles, con la contraprestación de ir a unas elecciones regionales en Octubre de 2017, solo que el régimen se encontró con un contundente rechazo en votos capaz de removerlo en esa consulta, y la falta de una oposición oficial con la grandeza política necesaria hizo el resto.
Hasta este punto hemos puesto en claro que no es una consulta al soberano en sí misma el problema. Y ahora, en este preciso momento, el problema se centra en dos cosas: 1) que el mandato del Depositario de la Soberanía se exprese, y 2) que se cumpla.
¿Cómo lograría expresarse el pueblo soberano en el medio de una tiranía? Ese sería el primer paso. La respuesta es que debemos primero construir una Consulta Popular, que sabemos que es un instrumento para el ejercicio directo de la Soberanía Popular, y convertirla un arma ciudadana. Los venezolanos estamos en este momento inhabilitados para disparar esa arma ciudadana. Pero podemos construirla. Somos nosotros, nadie más, quienes podemos hacerlo porque solo los venezolanos conocemos que es lo que se puede aplicar en Venezuela. Ningún país puede hacerlo por nosotros. Y eso es lo que hemos hecho en ANCO, construir un arma ciudadana. Pero ¿cómo y quién la dispara?
Hemos llegado a la conclusión lógica que esa arma ciudadana debe apuntarse al régimen desde afuera del país y obligarlo a someterse al juicio de los venezolanos. No creemos que eso sea descabellado si desde afuera nos acompañan todos los países que dieron respaldo al gobierno del Presidente Encargado. Pero contarse en los términos que están definidos en el dispositivo diseñado, y que muy bien explicaron la Dra. Mármol y el Ing. Colmenares en el programa de Mingo. Toda la presión que se ejerza al régimen desde afuera por los países amigos sería con un único propósito, lograr que se exprese el pueblo, no en unas elecciones, sino en una Consulta Popular Plebiscitaria en los términos propuestos.
Deseamos describirles a los países amigos esos términos para que entiendan el alcance de lo que estamos proponiendo, en virtud de que cuando ellos hablan de “elecciones” para resolver el problema venezolano, lo que intentan expresar es que el pueblo se pronuncie de una manera pacífica, constitucional y electoral y eso no se puede hacer en Venezuela dado el estado de destrucción institucional de los poderes públicos del país –incluido el electoral- y hay que explicarles que eso solo se puede hacer recurriendo a la Soberanía Popular en su más pura expresión: que el pueblo se cuente a sí mismo a través de los mecanismos que la propia Constitución establece, siendo este un instrumento mucho más válido que unas elecciones.
Una presión difusa sin objetivo preciso, simplemente para obligar que el régimen abandone el poder, como han venido haciendo los países amigos desde el exterior, lo que ha hecho es atornillarlo aun más, ocasionando un cambio en el comportamiento de los factores económicos en Venezuela. El éxodo continuo y masivo de venezolanos productivos ha producido una distorsión que ayuda a la permanencia de Maduro en el poder: el intercambio del ingreso por petróleo a ingreso por remesas, lo cual hace que la población se haya ido “acomodando” a su nueva condición de país mantenido, no ahora por el Estado por la vía de la renta petrolera, sino mantenido por sus propios familiares directos desde el exterior, lo que ha hecho es lograr que la situación de Venezuela entre en un círculo vicioso, que es aprovechado muy bien a favor de la continuidad de Maduro y sus ladrones en el poder, y también por aquellos sectores económicos que se han beneficiado históricamente de todos los gobiernos del pasado y del presente, que obligan a que la situación persista.
¿Cómo se detiene esta dinámica perversa? Que desde afuera se le imponga al régimen contarse dentro y fuera de Venezuela a través de una Consulta Popular constitucional, con la amenaza creíble de mayores sanciones, incluyendo una intervención militar de carácter humanitario. Los venezolanos no deseamos vivir mendigando la ayuda del mundo, pero de esta situación no podemos salir solos. El arma ciudadana que hemos diseñado solo puede ser impuesta y disparada, si es del caso, por la Comunidad Internacional. Y una vez realizada la Consulta, esto es, después que el régimen haya accedido a la presión sometida de las continuas medidas sancionatorias y amenazas creíbles, los venezolanos en esa Consulta estableceríamos la autorización al mundo para que ese mandato del pueblo soberano se cumpla en caso que el régimen lo ignore. En otras palabras la expresión del pueblo y su cumplimiento irían de la mano.
Necesitamos esa Consulta Popular Plebiscitaria, no solo como una expresión de la autodeterminación de nuestro pueblo de vivir en libertad sino para ordenar por parte del Depositario de la Soberanía lo que debe pasar en Venezuela después de la caída del régimen, brindándole respaldo popular a lo establecido en la Ley que rige la Transición del 5 de Febrero de la Asamblea Nacional. La Consulta Popular Plebiscitaria es un arma ciudadana diseñada no solo para ordenar la expulsión del régimen del poder sino para garantizar el respaldo del pueblo a esa decisión. Eso es lo que la Comunidad Internacional debe entender para ayudarnos a imponerla en el país y hacer que se cumpla. No es solo un sueño de ingenuos, sino una propuesta posible si todos los venezolanos la apoyamos y la hacemos conocer fuera y dentro del país.
Caracas, 20 de Octubre de 2019
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