Gleyber Torres “al infinito y más allá”

Gleyber Torres “al infinito y más allá”

El segunda base de los Yankees de Nueva York Gleyber Torres (25) celebra un jonrón de dos carreras contra los Padres de San Diego durante la séptima entrada en el Yankee Stadium. Crédito obligatorio: Adam Hunger-USA TODAY Sports

 

Gleyber Torres escucha con atención los nombres de las leyendas de los Yankees de todos los tiempos con las cuales es comparado por lo que ha logrado a sus 22 años, y al principio parece que no le sorprende saber que ha igualado o superado hazañas y registros de hombres como Joe DiMaggio o Mickey Mantle, pero en sus respuestas queda claro que más que elogios, cada logro lo compromete más, y cuando está en el terreno se pone a la altura para hacer lo necesario por ayudar a su equipo a conseguir una victoria. Va escribiendo su propia historia aunque disfruta la inevitable comparación.

Por Mari Montes / prodavinci.com





Tiene dos temporadas en las Grandes Ligas y en ambas ha sido invitado al Juego de las Estrellas, es cuando he tenido el chance de conversar unos minutos con él y destaco su seriedad cuando le toca atender a decenas de periodistas, con flashes y luces sobre sí, respondiendo las mismas preguntas montones de veces, en rondas sucesivas en inglés y en español, con traductor al japonés, en unos 45 minutos que debe estar disponible para toda la prensa acreditada de todas partes. Es una rutina agotadora, siempre he pensado que deben terminar extenuados y atormentados, es parte de lo que les toca por ser quienes son.

En el terreno deslumbra por sus capacidades ofensivas y lo que puede aportar con su guante, y cuando interactúa con los comunicadores y responde con sobriedad, como si no fuese tan joven. Se le ha vuelto natural porque ha sido protagonista desde que llegó a las Mayores con el equipo de béisbol más famoso del mundo, en una ciudad acostumbrada a ver peloteros tan extraodinarios como Babe Ruth, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Reggie Jackson o Derek Jeter, para no extender demasiado la lista de glorias y a exigir lo máximo a todos los que juegan en el Bronx.

Gleyber Torres tiene muy claro que ahora es cuando debe recorrer un trayecto como el que los llevó a ellos a culminar carreras sobresalientes entre los mejores que han lucido ese uniforme de rayas verticales, el único que no lleva nombres en la espalda por tradición, porque el nombre que realmente importa es el que lucen adelante: Yankees.

Una campaña signada por lesiones de sus hombres poderosos, permitió ver la profundidad de banca con la que cuenta el equipo, la marca jonrones impuesta en la franquicia, trescientos seis, los hicieron merecer como nunca ese mote que los ha acompañado desde siempre “Bombarderos del Bronx”. De todos ellos, Gleyber Torres fue el que más jonrones dio, treinta y ocho en total, trece de ellos contra los Orioles de Baltimore, quedando a un vuelacercas de igualar a Lou Gehrig en 1936, cuando descargó catorce contra los Indios de Cleveland para ser el yankee que más ha castigado a un mismo equipo con estacazos de vuelta entera en una temporada.

Su actuación en los playoff provocó elogios del Salón de la Fama Frank Thomas, quien en la mesa de los comentaristas de Fox posterior a los juegos, dijo sin dudar que “estamos ante la presencia de una súper estrella”, Alex Rodriguez comparó su tranquilidad siendo un jovencito con Derek Jeter en compromisos de postemporada a su edad y David Ortiz pronosticó que puede ganar un premio al Jugador Más Valioso.

Los Astros fueron superiores y pasaron a la Serie Mundial luego coronarse campeones del nuevo circuito en 6 juegos, pero es indiscutible el brillo del caraqueño este octubre. Disparó tres jonrones para convertirse en el único que con veintidós años de edad lo ha hecho en la Liga Americana. El cuarto bate de menor edad en la historia de los Yankees, empujó diez carreras, dio cinco dobles y cuando no lo hizo bien, tuvo el carácter para no buscar excusas y pasar la página para volver a contribuir al día siguiente.

Este domingo José Altuve se llevó el protagonismo merecidamente, pero estaba obligada a escribir de Gleyber Torres, independiente de lo que sucediera, porque estos textos tienen como objetivo destacar lo que hacen nuestras figuras deportivas y resaltar nuestro gentilicio.

Del talento de Torres me dijo Omar Vizquel: “Sus condiciones son magníficas, lo he seguido siempre y lo vi cogiendo rollings en Miami en un entrenamiento de la selección y me llamó mucho la atención, puede jugar cualquier posición muy bien, puede jugar segunda, tercera y short y es muy importante que es un gran bateador que puede sacar la bola y puede batear para promedio, puede hacer tantas cosas que es un pelotero fundamental en un lineup”.

Al comentarle de estas palabras, Torres sonrió con orgullo y respondió: “Me siento bastante bien de que una leyenda como Vizquel diga eso es un orgullo para mí. De verdad, cuando yo era pequeño era mi jugador favorito y que diga esas palabras me siento bastante contento. Y nada, debo seguir tratando de mejorar todos los días y hacer las cosas bien para ayudar a mi equipo a ganar, que es lo importante”.

Y es lo que hizo en esta campaña, cuando los Yankees contaron con él en medio de tantas bajas por lesiones, Gleyber Torres consumió quinientos cuarenta y seis turnos, en los que dejó .278 de promedio, porcentaje de embasados de trescientos treinta y siete, slugging de quinientos treinta y cinco, la suma de estos dos (OPS) ochocientos setenta y uno, treinta y ocho jonrones y noventa empujadas.

Para José Altuve, con quien pude hablar del caraqueño antes de iniciarse la Serie de Campeonato de la Liga Americana entre Houston y Nueva York, el jovencito fue clave para que los Yankees pescaran el banderín de su división: “Gleyber es una maravilla como jugador, me siento muy contento por él. Está jugando muy bien en los playoffs, pero no me sorprende, para mí fue el factor X por el cual los Yankees están donde están porque tuvieron muchas lesiones y él estuvo ahí todos los días ayudando al equipo y de verdad estoy muy contento por él”.

Ibelise Castro y Eusebio Torres, sus padres, tienen motivos para estar orgullosos, como lo está la afición de Venezuela, bien valieron los sacrificios para guiarlo y cada madrugonazo los fines de semana para llevarlo a los juegos desde que “Semillita”. Siempre destacó en la Liga Chucho Ramos y en la selección de Miranda, han sido años de disciplina y trabajo en familia, así es como ha logrado estar ahí.

Fanático de los juegos de video, y las películas, le gusta desayunar arepa con un buen perico, y si no da tiempo, una empanada.

Eusebio transmitía emocionado los turnos de su muchacho y su narración permitía imaginarlo en las tribunas de La Carlota o del Polideportivo Cumbres, cuando soltaba sus primeros batazos y quería ser como Omar Vizquel con su guante.

Lejos quedó el susto que les dio una tarde luego de un día de playa, cuando visitaban a un amigo en un edificio con piscina, y el impetuoso niñito echó a correr y se lanzó al agua, aun no sabía nadar, por fortuna Eusebio fue muy rápido y lo sacó antes de que tragara agua. Ahora lo recuerda como su más grande travesura, porque siempre ha sido tranquilo “serio en el juego, pero fuera de él siempre está sonriendo y tiene carisma, eso lo ha ayudado siempre a manejarse en el clubhouse”.

Viendo lo que ha logrado, imaginando todo lo que puede hacer si sigue por este camino por donde va, hasta dónde podría llegar, pienso en ese dato que me dio su papá, de cuál era su juguete favorito, el guerrero del espacio Buzz Ligthyear y su frase famosa… “Al infinito y más allá”.