Entre la espesa vegetación y el intenso calor en la selva central de Perú, las fuerzas armadas destruyeron el jueves aeródromos usados por bandas narcotraficantes para enviar droga al exterior.
Los helicópteros artillados aterrizaron sorpresivamente en las afueras de un poblado de la provincia de Oxapampa, en la región central de Pasco, para inutilizar una rudimentaria pista de aterrizaje de unos mil metros de largo por 15 de ancho, construida por pobladores por encargo de traficantes.
Un equipo de la AFP acompañó la incursión en esta pista rodeada de maleza y palmeras, que regularmente están protegidas por bandas armadas, al amparo de remanentes de la guerrilla maoista Sendero Luminoso, según las autoridades.
“Desde lo alto es difícil divisarla, se tiene que volar a baja altura para detectarla”, dijo un militar.
Una vez asegurado el lugar, soldados colocaron en serie anfo (un potente explosivo mezcla de nitrato de amonio y combustible), mientras otros vigilaban el perímetro para evitar emboscadas.
Las explosiones dejaron hoyos profundos en la pista, inutilizándola. Sin embargo, los militares vieron que algunos aeródromos previamente destruidos habían sido rehabilitados.
“Los narcos pagan a los pobladores para rehabilitarlas”, dijo a la prensa el militar “Marcelo”, parado sobre los explosivos que iban a detonarse.
“Con un paciente trabajo de inteligencia se logra ubicar las pistas clandestinas y luego dan las coordenadas para que helicópteros puedan llegar”, dijo a AFP el general Rubén Castañeda, jefe de la base aérea San Ramón en Junín.
– Troya 2019 –
“Esta es la segunda fase del Plan de Operaciones Troya 2019, que comenzó el 28 de octubre con la destrucción de pistas en la región Huánuco (centro)”, informó Castañeda.
La labor del jueves se centró en la destrucción de pistas en la localidad de Constitución, Pasco, a unos 480 kilómetros de Lima.
“Lo que busca el gobierno con estos operativos es neutralizar las acciones del narcotráfico de cara la bicentenario del Perú en 2021”, dijo el ministro de Defensa, Walter Martos, con casco de soldado para el operativo.
Desde inicios de año se ejecuta Troya 2019, con participación de militares, policía y fiscalía, en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y otras zonas amazónicas.
VRAEM es una franja de la selva peruana que abarca varias regiones y donde -según el gobierno- están 24.000 hectáreas de las 49.000 de hoja de coca ilegal sembradas en el país. Es considerada la mayor zona cocalera de Perú.
Entre marzo y abril, se destruyeron 28 pistas en las regiones de Huánuco y Pasco, informó el ministerio de Defensa.
Y la semana pasada, ejército y policía lanzaron una nueva ofensiva contra el narcotráfico en una región amazónica fronteriza con Colombia, donde destruyeron laboratorios de preparación de cocaína.
Paralelamente, Perú comenzará desde noviembre a erradicar manualmente coca sembrada ilegalmente en el VRAEM.
– Avionetas bolivianas –
El general Max Iglesias explicó que las avionetas tipo ‘Cessna’ que aterrizan en las pistas clandestinas para cargar cocaína suelen tener matrícula boliviana.
“Esta zona viene a ser un puente aéreo para trasladar la droga. Estamos coordinando con la Fuerza Aérea para ser más eficaces en su interdicción”, manifestó.
El oficial señaló que en cada viaje las aeronaves sacan 250 kilos de droga. El kilo de cocaína en Perú vale 1.200 dólares y en el extranjero puede llegar a venderse en 5.000 dólares.
“Los narcotraficantes contratan a pilotos bolivianos o colombianos osados para burlar los radares”, detalló Castañeda.
Perú es, junto con Colombia y Bolivia, uno de los mayores productores mundiales de hoja de coca y cocaína, según la ONU.
AFP