Hace ya un año por esta fecha, ante la gran cantidad de excelentes artículos escritos por periodistas, académicos, y amigos de Teodoro, donde describían diferentes facetas del intelectual y hombre de acción que había partido; decidí relatar algunas anécdotas que compartimos, la mayoría de ellas en la etapa final de la clandestinidad.
Ahora al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento, opte por destacar algunos rasgos del personaje con quien compartí en las buenas y las malas por más de medio siglo ¡Se dice fácil ! Por supuesto en numerosos escritos se han mencionado, a veces de manera tangencial, aspectos distintivos de su personalidad que no eran precisamente aquellos proyectados en sus comparecencias públicas, o los que causaba en una primera impresión.
Teodoro detrás del “hablar golpeado”, de la reciedumbre de carácter, poseía una extraordinaria sensibilidad y calidad humana, algunos amigos cuando le conocieron más cercanamente, le atribuían la no exteriorización de esas facetas esenciales de su personalidad a una cierta timidez, que se vio en alguna medida obligado a esforzarse en superar por las exigencias del hombre público.
La pasión conque asumía todos los roles que le correspondió asumir durante su existencia, en la lucha contra la dictadura de Perez Jimenez, en la década de los 60, durante todo el proceso de rectificación de lo que calificó un “un error garrafal”, el debate en el viejo PCV, sus aportes valiosos y decisivos en la fundación del MAS, las campañas electorales, como ministro de Caldera, la dirección de El Mundo y la última creación :Tal Cual. Durante toda su trayectoria, de rupturas y continuidad, siempre estuvo presente esa concepción de la vida, la lucha al lado de los intereses de los más débiles de la sociedad, de la solidaridad y del altísimo valor que le concedía a la amistad.
A propósito de un homenaje que Tal Cual le está organizando, recibí una llamada de Xabier Coscojuela, solicitándome la fecha exacta (incluyendo el mes) en que se editó por primera vez “Checoslovaquia el socialismo como problema, lo que me obligó a revisar todos los libros de Teodoro, sin proponérmelo, además del mes solicitado encontré dos dedicatorias, testimonio de nuestra amistad.: la primera fechada en 1984 reza: Para Héctor Jose, compañero en la lucha y el sueño. Con aprecio inmarchitable y la segunda, sin fecha, debe haber sido más reciente dice: Para Héctor Jose a) Luis Manuel, llave de toda la vida.
Uno de los tantos recuerdos que permanece en mi memoria, de quien me honró con su amistad, fue en el sepelio de mi madre, hasta el Cementerio General del Sur solo estábamos la familia y Teodoro, alguno de los católicos presentes había acordado la comparecencia de un sacerdote para la celebración de los oficios religiosos, quien se demoraba exageradamente en llegar, nuestra espera se aproximó a la hora, la paciencia estaba llegando al límite y le dije a mis hermanos: “Si el cura no llega en diez minutos, enterramos a mamá. No sigamos en esta espera desesperante”. Teodoro observó la escena, me hizo seña para que me acercará donde estaba y aparte me dijo: ” Vale, no seas así, complace a tu familia y esperemos el tiempo que sea necesario”.
En las situaciones de enfermedad, y de los momentos difíciles por los cuales todos pasamos en la vida, Teodoro siempre estaba manifestando su solidaridad, recuerdo cuanto lamentó no poder asistir a las exequias de otro de los grandes amigos, José Ignacio Cabrujas, hizo desesperados esfuerzos por intentar llegar desde el estado Amazonas donde se encontraba, sin poder lograr llegar a tiempo.
Después de la partida de Teodoro, ya hace un año y cuanta falta hace, nos ha tocado despedir, recientemente a otros amigos entrañables; Che María Cadenas, Eduardo Pozo y Antonio Pascuali. A propósito de estos días sombríos y tristes recordé una ingeniosa frase que siempre pronunciabas, cuando nos tocaba despedir amigos y compañeros de lucha: ” Nos están disparando a los pies”.