El archipiélago de Los Roques, un grupo de islas frente a la costa norte de Venezuela, famoso por sus playas de arena blanca y aguas turquesas, se ha convertido en base de operaciones para el trasiego de oro y drogas al Caribe.
El 29 de octubre, José Luis Pirela, presidente de la subcomisión de Lucha Antidrogas, Antiterrorismo y Delincuencia Organizada de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, denunció que un grupo de delincuencia organizada opera desde Los Roques, un parque nacional y destino turístico situado frente a las costas del estado venezolano de Vargas. El grupo usa los islotes en su mayoría deshabitados para el trasiego de narcóticos y oro hacia países del Caribe, principalmente a Bonaire.
En su presentación ante la AN, Pirela afirmó que “parte de la banda está formada por Carlos Betancourt y Noel Lugo, a quienes identificó como primo y hermano de Stella Lugo Betancourt”, dijo el diputado ante la Asamblea Nacional (AN). Desde 2017, Lugo Betancourt es jefa de gobierno del Territorio Insular Francisco de Miranda, jurisdicción de Los Roques. Entre 2008 y 2017, fue gobernadora de Falcón, un estado ubicado muy cerca de Los Roques y las islas del Caribe Holandés.
Pirela afirmó que la banda actuaba en alianza con un empresario italiano, dueño de bares y hoteles en Los Roques, y con el venezolano José Ramón Llavanera, presuntamente condenado por narcotráfico en Estados Unidos.
“Llavanera ofrece sus nexos y vínculos en la intermediación del tráfico de drogas entre los Roques y Bonaire. Utilizan aviones de su propiedad, modelos King 200, cuyas siglas se las proporcionaremos a los organismos internacionales para que realicen las investigaciones correspondientes”, aseveró el parlamentario Pirela.
Pirela afirmó que planeaba reunirse con el gobernador de Bonaire, Edison Enrique Rijna, para intercambiar información sobre el modus operandi del grupo.
Análisis de InSight Crime
La utilización de Los Roques como punto de salida de drogas de Venezuela tiene lógica, pues el archipiélago se encuentra a solo 176 kilómetros de Caracas, es decir, a 30 minutos en avioneta desde la capital, y 167 kilómetros de Bonaire en las Antillas Holandesas.
Las islas del Caribe holandés, Aruba, Bonaire and Curaçao, están siendo cada vez más usadas para contrabando de oro y el trasiego de la cocaína procedente de Colombia que pasa a través de Venezuela. Por ejemplo, un remolcador registrado a nombre de una firma venezolana fue confiscado recientemente frente a la isla de Aruba después de que se hallaran dos toneladas de cocaína a bordo.
Y luego del naufragio de varios migrantes que viajaban en dirección a Curazao, se conoció que bandas locales estarían usaban los transportes de migrantes para encubrir cargamentos de cocaína.
Las naciones isleñas, con vínculos con los Países Bajos, han sido usadas cada vez más para el contrabando de drogas hacia Europa. También han servido históricamente como escala para narcóticos en su ruta a Estados Unidos.
Los Roques ya habían llamado la atención anteriormente. En septiembre de 2019, la Sociedad Venezolana Ecológica (SVE) denunció al gobierno de Nicolás Maduro por la entrega de concesiones ilegales para proyectos de infraestructura en archipiélago. La SVE hizo la denuncia luego de que el Ministerio de Turismo ofreciera a inversionistas nacionales y extranjeros la oportunidad de construir “alojamiento turístico de alto nivel” en Los Roques, pasando por encima de la normativa venezolana que prohíbe realizar nuevas construcciones dentro de los parques nacionales.
De resultar ciertas las acusaciones de Pirela, podría significar que los hoteles de administración foránea en la región podrían estar siendo utilizados para facilitar el narcotráfico en el Caribe.