La mandataria interina de Bolivia, Jeanine Añez, llegó el miércoles a la Casa de Gobierno en el centro de La Paz para asumir sus funciones tras autoproclamarse presidenta el día anterior, en un intento por poner fin al vacío de poder tras la renuncia de Evo Morales.
En medio de la crisis política disparada por la dimisión de Morales bajo presión de las Fuerzas Armadas, los enfrentamientos entre seguidores y opositores al expresidente seguían. Para la tarde del miércoles se espera una amplia manifestación convocada por un sindicato docente en la capital boliviana.
Añez llegó por la mañana al “Palacio Quemado”, como se conoce al histórico edificio presidencial boliviano, que Morales había dejado de usar por considerarlo un símbolo del viejo poder.
La presidenta interina es cuestionada por los partidarios de Morales porque la asamblea legislativa en la que asumió no logró reunir el quórum necesario debido a la ausencia de los legisladores leales al expresidente, que el lunes dejó el país para asilarse en México.
Con la asunción de Añez, la oposición pretende cubrir el vacío de poder que quedó tras la renuncia de Morales, de su vicepresidente y de los titulares de ambas cámaras del Congreso.
El líder indigenista dejó el domingo el poder denunciando un golpe de Estado en su contra, luego de que las Fuerzas Armadas le “sugirieran” renunciar en medio de amplias protestas de opositores que lo acusaban de cometer fraude en las elecciones del 20 de octubre.
La situación institucional de Bolivia generó divisiones en América Latina entre una centroderecha que considera que Morales cometió fraude y debía dejar el poder y una centroizquierda que señala que hubo un golpe de Estado en su contra.
El miércoles, el Gobierno de Brasil, liderado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, reconoció a Añez como presidenta de Bolivia a través de un mensaje de Twitter.
Reuters