La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, comenzaba este miércoles su primer día de gobierno transitorio con reuniones con sus colaboradores a fin de definir las primeras decisiones clave de su Gobierno, en medio de celebraciones y advertencias de más movilizaciones de parte de sectores que reclaman un desagravio a la whipala y otros que reclaman el retorno de Evo Morales.
Por y Marco Ibáñez/ Diario La Razón
Las primeras reuniones -luego de llevar la Biblia y devolver la wiphala al Palacio- las sostuvo con miembros del Alto Mando policial y militar, quienes fueron clave para su llegada al poder.
Los comandantes Yuri Calderón, de la Policía, y Willams Kaliman, de las Fuerzas Armadas, le habían quitado el domingo pasado el respaldo a quien los designó en la Casa Grande del Pueblo y se cuadraron la noche de este martes ante la nueva mandataria en el Palacio Quemado, al que Morales soslayó por ser el espacio en el que gobernaron los neoliberales.
Un día después de ejecutar las primeras operaciones conjuntas, la Policía anunció el fortalecimiento del plan que lleva a cabo con las Fuerzas Armadas (FFAA) y llamó a la población a “confiar” en la labor que desarrollan para garantizar la seguridad ciudadana.
Calderón, había anunciado anunció este martes que la institución del orden y las Fuerzas Armadas acordaron “mejorar el plan de operación conjunta con patrullaje intensivo en horarios ya identificados en las ciudades donde se registran los mayores conflictos: La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, donde en los últimos dos días hubo vandalismo, saqueos, destrozos y quemas de unidades policiales y de propiedades públicas y privadas”, además de determinar ambas instituciones que “coordinarán su trabajo para restablecer el orden y brindar tranquilidad a la población”.