Pescador nadó 48 horas para volver a ver a su familia

Pescador nadó 48 horas para volver a ver a su familia

(foto eluniversal.com)

 

Su fe nunca se quebrantó, así como tampoco su mente. Como capitán de la embarcación El De Gabriel, Rhajit Ochoa, siempre se mantuvo al frente de su tripulación, conformada por Jhony Oropeza, alias “Príncipe” y Agustín Alvarado.

Por AMY TORRES / eluniversal.com

Los tres salieron del muelle pesquero de La Zorra, en Catia la Mar, el pasado lunes 11 de noviembre. El martes debían estar de vuelta, pero no fue así.

Fue a las 9 de la mañana de ese día cuando comenzó lo que ninguno de los tres pescadores guaireños imaginó: la lucha por su vida en medio de la inmensidad del mar. “Lo primero que hice fue pensar en mi familia. Desde el primer momento que tocamos agua siempre me encomendé a Dios. Voy es pa’ lante y siempre teniendo calma”.

Ochoa, quien fue el único sobreviviente, contó que tres olas hicieron que la embarcación se hundiera, dado que estaba cargada con entre 800 y 900 kilos de atún.

El cuerpo de este hombre de 36 años, a una semana de su rescate, aún evidencia los estragos del naufragio. Está quemado de los pies a la cabeza y tiene múltiples laceraciones producto de la mordedura de los peces.

Pese a todo ello no muestra signos de cansancio y lo más sorprendente es que está dispuesto a volver al mar a pescar, porque ese es el sustento de su familia.

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Por un promesa

“Mi tripulación era bien completa, mis muchachos estaban bien centrados. Y, sí, sí, sí hubo un poco de temor al principio. Yo les di calma y nos dimos calma unos a otros y nos dimos ánimos de vida. Nos hicimos una serie de promesas y, bueno, lamentablemente, Diosito no quiso que fuese así”.

La promesa que se hicieron fue volver a tierra para ver a sus hijos. Pero a Oropeza le vino una convulsión, de la que además no sabían que padecía. “El momento más difícil es cuando se me muere “Príncipe”. Él era un guerrero, un luchador de calle, un perro de guerra como digo yo. Y, de repente, ver que me delira, que me pide pastillas y me dice: ‘ayúdame, hermano, ayúdame que estoy convulsionando’. Eso para mí fue como si me lanzaran de un quinto piso”.

Luego, el jueves 14, unas dos horas antes de que Ochoa fuera rescatado con vida, a su compañero Alvarado le dio un infarto. Ambos seguían nadando, no paraban de nadar, no descansaban. Hablaban de sus esposas, de sus hijos, hacían planes de celebrar la vida juntos, pero no resistió.

“Fue a las 5:20 am cuando dijo que no podía más. ‘Hermano, no puedo más, me duele el pecho, me duele’. Yo me regreso, lo volteo y le pongo las otras boyas y le ayudo a masajear el pecho. Él se me calma y después que empiezo a nadar un poco más, me da un fuerte apretón y me pega un grito, y deduzco que fue un infarto”.Fueron los dos momentos más duros que vivió, pero no había tiempo de llorar ni de parar. Rhajit debía seguir si quería volver a ver a su familia y así fue.

El rescate

Ese jueves a las 7:30 am, casi 48 horas después que emprendió el nado por su vida, visualizó una embarcación con cuatro pescadores en Puerto Cabello que no dudaron en asistirlo. Incluso, uno de ellos lo alojó en su casa ese mismo día, cuando luego de ser entregado a Guardacostas Puerto Cabello fue dado de alta del hospital.

El padre de dos hijos y quien espera uno más abogó por que la ayuda que pudieran darle a él como único sobreviviente sea extensiva al dueño de la embarcación y a los familiares de los dos pescadores fallecidos en la travesía.

El segundo intento

Los dos pescadores fallecidos ya habían naufragado en otra oportunidad. Jhony Oropeza, de 41 años y uno de los fallecidos de la embarcación El De Gabriel, era la segunda vez que se quedaba a la deriva, según declararon sus familiares desde el muelle pesquero de La Zorra.

El mayor de seis hermanos y padre de cinco hijos había vivido esa experiencia hace dos años, cuando estuvo tres días en alta mar. De ahí que sus familiares guardaban la esperanza de que regresara con vida a su casa. Pero no fue así.

Agustín Alvarado, de 39 años, estuvo seis días a la deriva este mismo año. El pasado 25 de julio había zarpado en la embarcación El Manuel II junto a Pedro Luis Bello (44) y Eanny Romero del muelle pesquero de Arrecife, en Catia la Mar.

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Los tres volvieron a nacer al permanecer esos días sin agua ni comida en alta mar. Todo ocurrió por la falta de corriente en el único motor con el que zarparon.

En aquella oportunidad, luego de ser rescatados, Alvarado contó que después de que abandonaron el motor y que la lancha se partiera en dos en un bajo que le llaman Las Pirámides, en Falcón “empezamos a remar con tres tablas que le quitamos al bote. Sabíamos que estábamos en Falcón, porque Pedro ya había estado allí. Los corales les llegaban a los peñones y eso sonaba como un volcán”.

Rhajit, el único sobreviviente de la embarcación El De Gabriel, recordó que antes de morir Alvarado le dijo: “Hermano, si salimos de esta, no pesco más. Yo le decía: ‘hermano, no pienses eso, porque esto es nuestra vida’. Yo siempre le di aliento”.

Sobre”Príncipe”,recordó que le decía que quería ver a sus hijos, a su mujer, a su mamá.

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