Más de 40 años de cárcel a dos curas por violar a niños sordos en Argentina

Más de 40 años de cárcel a dos curas por violar a niños sordos en Argentina

Una mujer sostiene carteles de personas acusadas de abuso sexual, corrupción de niños y maltrato durante una manifestación fuera de la corte donde se espera que el veredicto en un caso de abuso sexual contra dos sacerdotes y un jardinero en el Instituto Provolo en Mendoza. (Foto de Andres Larrovere / AFP)

 

Dos curas fueron condenados a más de 40 años de prisión por abuso sexual y violación a niños sordos en el Instituto de Enseñanza Próvolo, de Mendoza, un caso que sacude a la Iglesia católica en Argentina, país del papa Francisco.

El cura argentino Horacio Corbacho fue sentenciado a 45 años de cárcel y el italiano Nicola Corradi a 42, según el fallo leído este lunes en el tribunal.





En los dos casos, se consideró como agravante que eran responsables de la guarda de los chicos y ministros de culto, así como el hecho de que las víctimas eran menores de edad y que convivían con sus abusadores en el internado.

También fue condenado a 18 de prisión el jardinero del centro de enseñanza, Armando Gómez, por “abuso sexual con acceso carnal”.

Los condenados escucharon la sentencia sin pronunciar palabra.

El sacerdote católico italiano Nicola Corradi está siendo escoltado a la corte donde los jueces están obligados a dar su veredicto. (Foto de Andres Larrovere / AFP)

 

La justicia consideró 25 casos de abusos, registrados entre 2004 y 2016, según se ventiló durante la audiencias. Se evaluaron los testimonios de 13 víctimas tomados en cámara Gesell, en la que los niños declaran ante psicólogos sin saber que son escuchados por el juez.

Una de las víctimas que narró los abusos, Ezequiel Villalonga, actualmente de 18 años, había declarado a la AFP al inicio del proceso judicial que “era muy mala la vida ahí adentro” del instituto de Próvolo.

El Próvolo fue cerrado en 2016 a raíz del escándalo.

“Nosotros no aprendíamos nada, no teníamos comunicación, no sabíamos lengua de señas, escribíamos y no sabíamos qué, preguntábamos a otros compañeros y, también, nadie entendía nada”, dijo Villalonga.

Su declaración estuvo auspiciada por la ONG de defensa de los derechos humanos Xumek (sol, en lengua indígena huarpe), a la que pertenece su abogado.

Los querellantes, en su mayoría familiares, habían solicitado la pena de 50 años de cárcel para los acusados.

Agustina Mercau, de 26 años, quien acusó al sacerdote italiano Nicola Corradi y a otras dos personas de abuso sexual. (Foto de Andres Larrovere / AFP)

 

– Apoyo a los “sobrevivientes” –

Una manifestación se organizó frente a las puertas del tribunal durante la lectura de la sentencia. Participaron jóvenes del instituto con pancartas con la leyenda “Apoyo a sobrevivientes del Próvolo”.

El juicio había comenzado el 5 de agosto de este año y se realizó a puertas cerradas. Las víctimas fueron niños y adolescentes entre los 4 y los 17 años de edad.

En un proceso abreviado el año pasado, fue condenado a 10 años de cárcel el exmonaguillo Jorge Bordón (50), quien se declaró culpable de abusos sexuales a cinco víctimas.

Otro de los acusados fue considerado inimputable por ser discapacitado y haber sufrido abusos sexuales él mismo desde niño.

Hay 14 imputados más repartidos en dos causas que aún no han comenzado.

Daniel Sgardelis, el primero en acusar al sacerdote italiano Nicola Corradi de abuso sexual mientras estaba en el Instituto Provolo en La Plata, abraza a una mujer después de conocer las sentencias dictadas contra el hombre religioso italiano, y a otras dos personas. (Foto de Andres Larrovere / AFP)

 

Corradi llegó a Argentina en 1970 proveniente del Próvolo de Verona (Italia) y se hizo cargo de la institución, primero en La Plata y luego, en 1998, en Mendoza, donde lo detuvieron preventivamente el 26 de noviembre de 2016.

Otras denuncias por abuso en el Próvolo de La Plata (60 km al sur de Buenos Aires) están bajo investigación para un futuro juicio.

La institución tenía como propósito dedicarse a la enseñanza de niños con discapacidad auditiva o trastornos del lenguaje. Siempre se la recomendaba como una de las mejores.

AFP