Carlos Blanco: Mangos bajitos en la región

Carlos Blanco: Mangos bajitos en la región

1- La cadena de protestas en la región ha producido perplejidad, aunque no debería. En América Latina y el Caribe hay déficits democráticos que es necesario encarar. Precisamente por esos déficits es que llegan malandros y aventureros al poder.

2- Es cierto que la pezuña del Foro de Sao Paulo y ahora el rabillo de su pequeño y retorcido engendro del Grupo de Puebla están metidos en la instigación violenta; pero ellos surfean las olas que estimulan pero no crean. 

3- Tengo la convicción de que el 27 de febrero, el Caracazo, fue en su inicio un movimiento espontáneo, potenciado por los medios de comunicación que convirtieron –algunos a conciencia- un incidente local en una turbulencia regional. Pero que no fueron hechos creados por la izquierda insurreccional sino sobre los cuales ésta cabalgó con presteza.





4- Los movimientos insurreccionales de la región, antes y ahora, siempre se han preparado para el día del Armagedón. Muchos de sus miembros han envejecido lubricando los fusiles y guardando dinamita para el día del Juicio Final y cuando encuentran lo que suponen son “las condiciones objetivas” se lanzan por la pendiente a ver qué resulta.

5- El papel de los medios de comunicación cuando apenas cuaja un embrión insurreccional es de multiplicarlo como noticia y como nuevo estadio a partir de lo cual se agregan nuevas capas de protesta y acción. Eso que ocurre para los insurrectos de la vieja izquierda, también ha sido factor de multiplicación para las primaveras democráticas y nuestros procesos latinoamericanos, el venezolano y boliviano reciente, en particular.

6- Por supuesto que Fidel Castro siempre se vio animado a provocar la guerra revolucionaria, fuese por la vía guerrillera o por la de levantamientos populares, a los cuales preveía combustible; pero los descontentos estaban y están allí.

7- La lucha contra la corporación criminal de Chávez y Maduro, vuelta causa para buena parte del mundo democrático, no puede obviar que antes de la furibunda ola de desestabilización que conocemos, había una demanda por reformar y actualizar las instituciones del Estado. La exigencia para producir cambios fundamentales en las sociedades no venía de esa izquierda insurreccional sino de las corrientes democráticas contemporáneas.

8- Son muchas las razones por las cuales existe esa exigencia urgente, la fundamental de las cuales es la ruptura entre representantes y representados, entre los de abajo y los de arriba. Los instrumentos clásicos de representación están en crisis en casi todo el planeta: partidos, gremios, sindicatos, federaciones estudiantiles y ONGs.

9- La simultaneidad de las protestas puede aludir a las manos peludas de los rojillos, pero también a los mecanismos de identificación que procura la instantaneidad de la información.

10- No regalemos la demanda de cambios al Foro de Sao Paulo.