Siguen revelándose aspectos de la vida del jefe del cártel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria que generan todo tipo de reacciones entre seguidores y detractores del capo colombiano.
Por: El Nuevo Día
Ahora, salió a la luz una serie de secretos de Pablo Escobar que fueron difundidos por los agentes retirados de la DEA Steve Murphy y Javier F. Peña.
Según reflejaron los exagentes de la institución estadounidense, Pablo Escobar poseía cartas de madres que le ofrecían a sus hijas para que el narcotraficante tuviera sexo con ellas, indica el diario New York Post.
Además, el mismo informe revela que el capo colombiano tenía un armario destinado a guardar lencería de encaje y “juguetes sexuales, incluso vibradores”.
Los exfuncionarios han revelado todos estos secretos con la publicación de un nuevo libro titulado “Manhunters: How We Took Down Pablo Escobar” (“Cazadores: Cómo atrapamos a Pablo Escobar”, en español).
En la obra, publicada por los investigadores, se pueden acceder a detalles de la operación de búsqueda en contra de Escobar y en la que participaron activamente Murphy y Peña.
Adicional, a las cartas de las madres para ofrecer a sus hijas, los agentes confesaron que estuvieron presentes en “La Catedral”, la cárcel que construyó el narcotraficante con lujos y con sus guardias de confianza. Según dicen, a su arribo encontraron que el capo tenía dibujos animados (satíricos) sobre Estados Unidos y juguetes sexuales.
Dentro del edificio, también encontraron televisores, refrigeradores y un sistema de sonido muy lujoso. Además, los agentes de la DEA relataron el particular gusto que tenía Escobar por los baños lujosos.
“Cada vez que allanábamos una casa de seguridad que usaba Escobar, siempre encontrábamos un cuarto de baño curiosamente brillante con accesorios nuevos”, afirmó Peña al medio estadounidense.
Por su parte, el exinvestigador indicó que el narcotraficante nunca dormía en el mismo lugar más de 2 noches consecutivas. “Usaba cabañas cercanas para las fiestas y alternaba el sueño en cada una de ellas”, declaró.
“¿Hicimos esto de verdad? ¿Se acabó realmente?”, se pregunta Murphy, añadiendo que el operativo “lo sintió como un sueño”. A más de dos décadas y media de que la operación llegó a su fin, a ambos hombres todavía les resulta difícil creer que formaron parte de la búsqueda de uno de los delincuentes y asesinos más grande de la historia.