En Venezuela, la actividad tradicional que es objeto del Programa biocultural para la salvaguardia de la tradición de la “Palma Bendita” consiste en recolectar hojas de varias especies de palmas en una zona montañosa delimitada.
En los días que preceden la Semana Santa, los recolectores, llamados palmeros, asisten primero a una ceremonia religiosa para recibir una bendición y luego suben al monte, donde van a pasar varias noches, haciendo altos en determinados lugares como si recorrieran el itinerario de un viacrucis.
Al mismo tiempo narran y escuchan relatos, reparan los senderos, cortan hojas de las palmas, podan los árboles y plantan otros nuevos.
Los palmeros bajan del monte las hojas recolectadas la víspera del Domingo de Ramos y las distribuyen entre distintas comunidades para que sean bendecidas en ese señalado día.
Hace unos treinta años atrás esta práctica tradicional estuvo a punto de desaparecer porque los palmeros carecían de planes de reforestación y, debido a ello, las autoridades responsables de la conservación de los parques naturales nacionales empezaron a considerar que su actividad constituía una amenaza para el medio ambiente.
Después de haberse convencido de que su método de recolectar las palmas debía cambiar forzosamente, los palmeros las podan ahora en vez de cortarlas.
En el marco del Programa biocultural se han adoptado varias medidas innovadoras, por ejemplo la creación de proyectos educativos destinados a los jóvenes y la oferta de actividades culturales a la comunidad de los palmeros en su conjunto.
El Programa ha servido para alentar a centenares de niños y jóvenes a participar en su realización y, además, sus componentes educativos hacen que sea un modelo a seguir por otras comunidades que también practican la recolección de la palma bendita en la época de Semana Santa, o que llevan a cabo actividades relacionadas con el patrimonio vivo en las que se da una estrecha vinculación entre las prácticas culturales y la naturaleza.
Nota de prensa