El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este jueves que no tolerará casos de corrupción en su Gobierno y para ello dijo, en sentido metafórico, que usará un instrumento de tortura de la dictadura militar (1964-1985) con el ministro que incurra en ese tipo de delito.
En un acto oficial en Palma, capital del estado de Tocantins (norte), el mandatario ultraderechista citó el término “pau de arara”, una técnica de tortura que consiste en poner a una persona colgada de un palo atada de pies y manos, con la intención de mostrar su determinación en el combate a la corrupción.
“¿Puede ser que haya corrupción en mi Gobierno? Sí, puede ser que haya. Puede ser que haya y el Gobierno no lo sepa”, dijo Bolsonaro con tono serio durante su intervención.
“Si aparece (corrupción), colocó en el ‘pau de arara’ al ministro. Si tiene responsabilidad, obviamente, porque, a veces, al final de la línea, hay un asesor haciendo tonterías sin que lo sepamos. Es nuestra obligación y deber”, completó.
El “pau de arara”, que literalmente significa “palo de guacamayo”, fue usado por las agencias de inteligencia del régimen militar brasileño como método de tortura para interrogar a detenidos y presos políticos.
Actualmente, hay una investigación en curso contra el ministro de Turismo, Marcelo Álvaro Antonio, acusado formalmente de fraude electoral por la Fiscalía, aunque Bolsonaro le ha mantenido en el cargo.
Bolsonaro, que el próximo 1 de enero completará un año en el poder, es un capitán de la reserva del Ejército, líder de la extrema derecha brasileña y defiende la dictadura militar. También niega la existencia del golpe que dio origen a 21 años de gobiernos militares.
Esta no es la primera vez que el gobernante realiza comentarios polémicos sobre este cruento episodio de la historia del país.
En agosto, llamó “héroe nacional” al fallecido coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, quien fue jefe en Sao Paulo del organismo del Ejército señalado de torturar hasta la muerte a varios presos políticos durante la dictadura.
En otra ocasión, cuestionó la verdad oficial sobre la desaparición y muerte de un activista ocurrida en ese periodo.
Asimismo, cambió a la mayoría de los miembros de la integran la Comisión Especial sobre Muertos y Desaparecidos Políticos (Cemdp) durante la dictadura por políticos afines y militares porque, según dijo, ahora el Gobierno “es de derechas”.
En marzo, el Gobierno de Bolsonaro decidió “conmemorar” el aniversario del golpe que dio origen al régimen, aunque luego cambió el verbo por “rememorar”.
Según un informe elaborado por una Comisión de la Verdad que investigó las violaciones de derechos humanos cometidas en ese periodo, la dictadura dejó 434 muertos y desaparecidos por motivos políticos y miles de casos de tortura.
EFE.