El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo el sábado que Rusia y China tienen sangre en sus manos después de que ambos países utilizaron su poder de veto sobre una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear entregas de ayuda humanitaria desde Turquía e Irak a millones de sirios.
Por Infobae
“El veto de ayer de la Federación Rusa y de China de la resolución del Consejo de Seguridad que permite que ayuda humanitaria llegue a millones de sirios es vergonzosa”, aseguró Pompeo en un comunicado. “Para Rusia y China, que han elegido hacer una declaración política al oponerse a esta resolución, tienen sangre en sus manos”, agregó.
Rusia, con el respaldo de China, presentó su decimocuarto veto en el Consejo de Seguridad de la ONU desde el inicio del conflicto en Siria en 2011.
La resolución, redactada por Bélgica, Kuwait y Alemania, habría permitido entregas de ayuda humanitaria para otros 12 meses desde dos puntos en Turquía y uno en Irak. Pero Rusia, aliado de Siria, sólo quería aprobar los dos cruces desde Turquía por seis meses y había propuesto su propio texto.
Rusia y China vetaron el texto mientras que los 13 miembros restantes del Consejo de Seguridad lo aprobaron. Para ser aprobada, una resolución necesita un mínimo de nueve votos a favor y que no haya veto de parte de Rusia, China, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
El “no” de Rusia y China impidió la adopción de una resolución respaldada por los otros 13 Estados miembros del Consejo de Seguridad, un texto de compromiso que se había modificado varias veces en los últimos días para tratar de convencer al Gobierno ruso, el gran aliado de Damasco.
Según los servicios humanitarios de la ONU, la continuidad de este mecanismo -que vence el próximo 10 de enero- es “vital” para la población de varias zonas de Siria, en especial para los residentes de zonas del norte del país bajo control oposito
Ahora mismo, Naciones Unidas y sus socios humanitarios están autorizados a usar dos cruces en la frontera con Turquía, uno en la frontera con Irak y otro en la frontera con Jordania para llevar asistencia a la población. Según la ONU, sin esos permisos sus operaciones son inviables, lo que dejaría a su suerte a millones de personas. La fecha del 10 de enero da a las potencias cierto margen para continuar negociando, pero en la reunión de este viernes quedó claro que las posturas se mantienen muy lejanas.
El embajador ruso, Vasili Nebenzia, insistió en que el mecanismo ya no responde a la realidad sobre el terreno, dado que el Gobierno sirio controla la mayor parte del país y cualquier ayuda a esas zonas puede canalizarse a través de las autoridades. En ese sentido, señaló que Damasco se opone a la renovación de este sistema y defendió que el Consejo de Seguridad no debe aprobar algo así en contra de la voluntad del país involucrado.
Según diplomáticos occidentales, mantener abierto el cruce fronterizo con Irak era fundamental, dado que por él entran buena parte de medicinas que las agencias humanitarias distribuyen en Siria y no hay otra alternativa.
El veto de este viernes es el número catorce que ejerce Rusia desde que comenzó la guerra en Siria, en la que Moscú es aliado del régimen de Bachar al Asad.
“Estoy en estado de shock. Las consecuencias de los vetos de la Federación Rusa y de China a esta resolución serán desastrosas. Esta decisión es temeraria, irresponsable y cruel”, declaró la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Kelly Craft.
Rusia y China, mientras tanto, acusaron a las potencias occidentales de ser “hipócritas” y de “politizar” asuntos humanitarios por no haber respaldado la propuesta alternativa si realmente les preocupa la situación de los civiles.
Craft, por su parte, respondió acusando a Moscú de presentar una resolución “cínica” y “destinada a fracasar”, porque lo que realmente quería era terminar con la ayuda transfronteriza.
Los servicios humanitarios de la ONU habían solicitado la renovación por un año del mecanismo -con sus cuatro cruces fronterizos e incluso añadiendo un quinto- y habían insistido en que su eliminación causaría “un rápido aumento del hambre y enfermedades, resultando en muertes, sufrimiento y más desplazamiento”.
Con información de Reuters y EFE