Nos preparamos para despedir un año que estuvo signado por grandes expectativas que no han sido honradas. Comenzamos con una gran euforia y cerramos este 2019, con una neblina que no puede esconder los sentimientos de frustración que se apoderan del ánimo de millones de venezolanos.
Nosotros hicimos lo que nos correspondía. Siempre en una misma posición, jugándole limpio a Venezuela. Nada ni nadie nos apartará de esa senda. Es la que corresponde transmitir, si de verdad queremos prestarle un buen servicio al país por el que nos desvelamos día a día.
Por eso es indispensable estar siempre en pie de lucha. Alertas ante todos los acontecimientos que nos impactan adentro y desde afuera. Debemos prepararnos para retomar la iniciativa con que colocamos una posta en el sendero. Siempre optimistas, esperanzados, valientes, solidarios y participativos.
La médula de nuestra agenda es seguir, sin variaciones ni zigzagueos, exigiendo el cese de la usurpación, condición irrenunciable para poder participar en eventos electorales. Seguiremos aportando nuestra vitalidad, imaginación y recomendaciones para consolidar un gobierno de transición amplio, libre de sectarismo, que sea de todos los venezolanos, que se haga acreedor de nuestra confianza y merecedor de nuestro apoyo entusiasta. Un gobierno de transición que sea modélico en honestidad, transparencia y eficacia gubernamental, en el contexto, desde luego, de la realidad que vivimos.
Derrotar esta narcotiranía es la meta primaria, hacia ella debe estar apuntando nuestra mirada, sin dejarnos encandilar por maromas electoralistas fuera de lugar y reñidas con nuestra férrea convicción de que no habrán procesos limpios en Venezuela mientras Maduro y su tinglado sigan en pie. Hay que derrumbarlos con la fuerza que sea necesaria para vencer esa barbarie.
Sigamos mostrando lo mejor de nuestra esencia democrática. Hemos sido alfareros de la unidad, suponiendo que edificábamos una plataforma ciertamente unitaria, auténtica, sin grietas ocultas. Más allá de una fotografía que simule esa idea, la unidad debe ser una amalgama de valores, principios y compromisos que reinen sobre individuos o grupos con agendas privilegiadas indebidamente. Siempre se trabajó para que esa fuese, de verdad, la unidad que necesita el país y sus ciudadanos, inspirados en la máxima de que “Venezuela es más grande que nuestras diferencias”.
Hoy, desde nuestro exilio, junto a mi inseparable Mitzy, les agradecemos la solidaridad que nos han prodigado. Ha sido el combustible que nos mantiene activos. Esas palabras cargadas de afecto y bondad que no se consiguen en los bazares de la hipocresía, son respaldos que se siembran y cosechan en esta vida prístina que nos distingue en medio de los nubarrones de las imposturas.
Sigamos adelante. Con fe, esperanza y humildad; asistidos del coraje que nos califica como baluartes de esta forja de libertad que nos compromete cada vez más con la Venezuela del futuro.
De nuestra parte, les aseguro que saldremos victoriosos de esta encrucijada. El régimen es un cadáver parado sobre las débiles columnas de los errores que aprovecha con la perversidad que lo caracteriza. Pero va caer y será pronto. Debemos estar prestos a jugar acertadamente el rol antes y después del derrumbamiento. Nuestras ideas, proyectos y capacidad de trabajo creador serán el insumo para cualquier esfuerzo colectivo.
Dios los bendiga siempre, feliz navidad y próspero 2020, les deseamos de todo corazón.
Antonio y Mitzy Capriles de Ledezma.
Madrid, 24 de diciembre de 2019