¡El tiempo vuela decimos a veces! Y lo decimos porque no entendemos realmente que es el tiempo. Pasan los días, las estaciones, los años, los siglos, somos jóvenes, envejecemos y morimos. Todos estamos sujetos al tiempo, pero no tenemos control de él.
Por Gervis Medina
El mundo está en constante movimiento. Más acelerado a veces pareciera. Hasta la verdad está en peligro de extinción, desde que las Fakes News gobiernan las noticias el cinismo, la corrupción, las mentiras están a la orden del día en la vida.
De cualquier modo tenemos menos control, que los desastres naturales terremotos, inundaciones, huracanes, pero peor que estos desastres son los desastres generados por el hombre guerras, hambruna, terrorismo, corrupción, muerte, catástrofes tecnológicas y políticas.
¡Pronto seremos 8 mil millones de habitantes en este planeta y cerca de mil millones viven en hambruna! Hay formas de sacarlos de la pobreza pero nada está sucediendo. Entonces, ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo debemos vivir hoy en día? ¿Cómo podemos vivir en paz entre nosotros y con el planeta?
Un hombre, tuvo respuestas radicales para estas preguntas hace 800 años. Francisco de Asís. Un hombre revolucionario no solo de la cristiandad sino de la humanidad.
¡Francisco! Ve y repara mi casa que amenaza en ruina… le ha dicho “Dios” mientras oraba. ¿Acaso le pedía que reparara la iglesia en sí?
Francisco comprendió, que para realizar un cambio profundo, había que observar los evangelios con profundidad y seriedad. Así que, decidió vivir en la más absoluta pobreza, sin ningún bien material en solidaridad con los pobres, los enfermos y los marginados como hizo “Jesús”. Como muestra de que era necesaria, una transformación total de nuestra conducta y el bien común.
¿Os pregunto y no es eso lo que necesitamos en la actualidad?
Decía el cardenal Bergoglio: “Nosotros somos hermanos, y les pido un gesto, un gesto que nos haga sentir hermanos. Pero que a la vez, sea un gesto de levadura, de fermento, de fraternidad darnos un abrazo de hermano dándonos la paz. ¡Mejor es estar unidos como hermanos, que estar distanciados, enojados! Ahora dale un abrazo de hermano a un desconocido, a cualquiera en señal de inicio de transformación”.
¿Que será necesario para soplar una brisa franciscana en el mundo, además de valentía y humildad?
El mundo de hoy en su mayoría, es un mundo sordo. Creo que entre nosotros los cristianos hay muchos sordos, no quieren involucrarse en la vida de la gente. ¡Necesitamos cristianos que hablen poco, que escuchen mucho y digan lo justo mirando a los ojos!
¡Esa cercanía produce una ternura espiritual, esa que tiene Dios con nosotros!
En la primera entrevista realizada al “Papa Francisco”, por los periodistas que cubrieron el conclave, le salió del corazón esta expresión. “Como quisiera una iglesia pobre, para los pobres”.
¡Jesús en el Evangelio, nos dice que no se puede servir a dos señores! ¿O servimos a “Dios” o servimos a las riquezas? La gran tentación que a lo largo de la historia siempre tuvo y ha tenido el cristiano, el hombre y la iglesia es la de la riqueza.
¡En la iglesia hay hombres que han sucumbido o sucumben a estas tentaciones! Mientras haya una iglesia que ponga sus esperanzas en la riqueza “Jesús” no está allí. ¡Será una ONG de beneficencia! Pero no es la iglesia de “Jesús”. La pobreza está al centro del Evangelio, por lo tanto la riqueza no es compatible en el reino de “Dios”.
La manera para escapar del mal de la riqueza “consumismo” “corrupción” “competitividad”; del estar aprisionado por el dinero es lo concreto del trabajo cotidiano.
Hablo de las tres “T” como lo define el Papa Francisco. “Trabajo, Tierra y Techo. Techo dice a casa, a familia, recuperar ese sentido de la familia. Tierra dice a Trabajo hacerla fructificar y Trabajo dice precisamente a lo más noble que tiene el hombre, imitar a “Dios” con sus manos creando”.
Esas tres “T” muchos no la valoran y en especial los gobiernos. Tener lo suficiente para comer y beber, un hogar y un trabajo estable son derechos básicos que todos deberían poseer.
Cuando “Dios” envía al hombre a dominar la tierra, le entrega una incultura y el hombre empieza a transformar la incultura en cultura, asi entendemos el progreso de las ciencias, de las artes, de las técnicas, de la investigación científica, el hombre va transformando ese no saber en cultura. ¡Pero cuando alguien se siente dueño de esa cultura y se siente potente y poderoso, entra la tentación de ir más allá y destruir la cultura!
La ley natural es que el mundo viva en armonía, que el creado viva en armonía no la creación, entonces las cosas que van en contra de la armonía de la creación son malas.
El bien común era lo que “Francisco de Asís” tenía presente la unión y la solidaridad de la humanidad ante “Dios” y la naturaleza, la hermana madre tierra. Comprendió pronto que la relación de la humanidad con la naturaleza estaba perdiendo el equilibrio y mirando el planeta al revés como sus amos y no como sus cuidadores.
¡San Francisco de Asís, ha significado la revitalización de la persona de Cristo! De manera absoluta y radical, su amor a los pobres, a los enfermos, su paciencia con la gente, con la fragilidad de la gente. Un hombre que teniendo esa paciencia y compresión lo convierte en un hombre de dialogo.
El “Papa Francisco” subraya de “San Francisco” en un lenguaje popular “El apostolado de la oreja, es saber escuchar”. “La velocidad del mundo moderno, lo frenético nos impide escuchar bien lo que dice la persona. Y cuando apenas está a mitad de su dialogo ya lo interrumpen y le contestan cuando no ha terminado. No debemos perder la capacidad de la escucha”.
¡Francisco de Asís es un hombre de escucha! Escuchó la voz de Dios, escuchó la voz del pobre, escuchó la voz del enfermo, escuchó la voz de la naturaleza y todo eso lo transformó en un estilo de vida, que debería crecer en todos los corazones del cristiano.
¡Todo joven de hoy es idealista en el buen sentido de la palabra! ¡Vive con el acelerador puesto desde la mañana hasta la noche! Eso arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física, más aun arruina y destruye la familia por ende la sociedad.
Los judíos instituyeron el séptimo día de descanso como sagrado cumplimiento al Shabbat; el sábado se descansa para la gratuidad, dar culto a Dios y estar con la familia. No somos máquinas y a veces cuando se vive una vida tan acelerada, se pierden los gestos más humanos, el marido se olvida del día que conoció a su mujer, los padres se olvidan de acariciar a los hijos y los abuelos. No hay tiempo para gozar la vida que es tan bella.
El legado de “San Francisco” sigue vivo. Dios no mira con los ojos, mira con el corazón. El amor de “Dios” es el mismo para cada persona, no importa las creencias o las religiones. Y si es ateo es el mismo amor. Cuando llegue el último día y exista la luz suficiente sobre la tierra, para poder ver las cosas como son, nos vamos a llevar cada sorpresa.
¿Usted cree que un “Mahatma Gandhi”; un “Marthin Luther King” son menos amados por “Dios” que un cura o una monja? Dios ama y mira con el corazón a todos; es quizás la única atadura que tenemos los hombres, la atadura del amor de “Dios” en lo demás somos libres e incluso libres para no amarlo.
¡La sonrisa es la flor del corazón! Sobre todo, cuando es gratuita y no está manipulada por intereses seductores, la sonrisa fresca. El “Papa Francisco” luego de rezar las Laudes, reza la oración de “Santo Thomas Mora” y comienza asi “Dame señor una buena digestión, pero también algo para digerir”.
Gervis Medina
Escritor venezolano