Los duques de Sussex, Enrique y Meghan, anunciaron este jueves que, tras su retirada de las funciones como representantes de la realeza, darán un “nuevo enfoque” a su relación con los medios de comunicación británicos, a quienes se les denegará el “acceso automático” para cubrir sus compromisos oficiales.
La pareja transmitió en su página web que a partir de primavera no participará en el sistema de la “Royal Rota”, que desde hace 40 años ofrece a los medios de comunicación británicos acreditación exclusiva para informar sobre los eventos de la realeza.
“Los corresponsales de la realeza son considerados internacionalmente como fuentes creíbles, tanto sobre el trabajo de la familia real, como sobre su vida privada. Esta idea errónea impulsa coberturas que son a menudo transmitidas por otros medios alrededor del mundo, amplificando las reiteradas informaciones falsas”, señalaron los duques.
“Lamentablemente, historias que podían haber sido presentadas correctamente por los corresponsales de la Casa Real también son a menudo editadas o reescritas por los equipos editoriales para dar impresiones falsas”, añadieron.
Avanzaron que pondrán más el foco de su nueva estrategia en redes sociales, periodistas especializados o jóvenes prometedores, medios de comunicación “creíbles” y organizaciones “de base”.
Entre los periódicos que actualmente tienen acceso al sistema de la “Royal Rota” se encuentran “The Daily Mail”, “The Telegraph”, “The Times” o “The Sun”.
En la misma página web, el matrimonio manifestó que cree en una prensa “libre, fuerte y abierta”, que “defiende la precisión” y “fomenta la inclusión, diversidad y tolerancia”, y aclaró que este cambio en su relación con los medios no se aplicará al resto de la familia real británica.
Asimismo, trasmitió su intención de continuar con la actividad en las redes sociales, de forma que puedan compartir personalmente momentos de su vida con el público, “sin pasar primero por el filtro” tradicional.
La presión por parte de los medios de comunicación ha marcado hasta ahora la relación del hijo menor de Carlos de Inglaterra, de 35 años, y la exactriz estadounidense, de 38, quienes también se han visto afectados por recurrentes polémicas con el resto de miembros de la familia real.
En octubre, Meghan inició acciones legales contra el “Mail on Sunday” y su compañía matriz por haber publicado una carta privada y haber iniciado una supuesta campaña de noticias “falsas” sobre ella.
El enfrentamiento con los medios llevó al príncipe a romper el silencio habitual entre los miembros de la monarquía para cargar públicamente contra ellos.
“Llega un momento en el que lo único que puedes hacer es enfrentarte a estos comportamientos, porque destruyen a las personas y destruyen vidas”, declaró Enrique.
El anuncio de los duques, que tienen intención de alejarse de sus obligaciones oficiales como miembros sénior de la monarquía y “trabajar para ser financieramente independientes”, abre una serie de interrogantes en el Reino Unido.
En cuanto a los viajes oficiales que realizan Enrique y Meghan, cubiertos actualmente por el Sovereing Grant, un fondo que se nutre del dinero del contribuyente, ambos manifiestan en su web que se quieren desvincular de él en un tiempo de transición.
Parte del coste de otras tareas oficiales que desempeña actualmente la pareja está financiado por el príncipe Carlos, heredero a la Corona británica, y otros gastos privados del matrimonio se sufragan con fondos del Ducado de Cornualles.
Entre otros asuntos por aclarar quedan, por ejemplo, cómo combinarán su doble papel de miembros de la realeza y ciudadanos privados o cuestiones logísticas como quién pagará su seguridad. EFE