Profesores, abogados, médicos y empleados ferroviarios se echarán a las calles este jueves en Francia para intentar doblegar al presidente Emmanuel Macron y hacer que retire su polémica reforma de las pensiones tras más de un mes de huelgas y movilizaciones que no ceden.
Con la promesa de crear un sistema “más justo” en el que cada euro cotizado genere los mismos derechos para todos, el mandatario francés quiere unificar el sistema de jubilación del país, en el que actualmente conviven 42 regímenes diferentes.
Pretende además subir la edad de jubilación que da derecho a cobrar el 100% de la prestación de los 62 a los 64 años, una “línea roja” para los sindicatos, que consideran esta medida “injusta e injustificada”.
El 5 de diciembre, en la primera jornada de paro nacional contra la reforma de Macron, más de 800.000 personas salieron a las calles en todo el país en rechazo a su reforma. Esta nueva convocatoria, la cuarta en poco más de un mes, será crucial.
Tras más de un mes de manifestaciones y huelgas, principalmente en los transportes, el apoyo a la movilización, que se mantuvo alto en un primer tiempo, ha comenzado a caer.
Según una encuesta, un poco más del 60% de los franceses sigue apoyando a los manifestantes, 5 puntos menos que a mediados de diciembre.
Las pensiones son un tema delicado en Francia, pues la población está muy apegada a un sistema de reparto conocido, hasta ahora, por ser uno de los más protectores del mundo.
– Trenes, metros y vuelos afectados –
La compañía ferroviaria nacional, SNCF, pidió a los habitantes de la región parisina optar por otros medios para desplazarse este jueves ya que sólo uno de cada tres trenes suburbano funcionará y una afluencia importante en las estaciones podría ser “peligrosa”.
“Para la seguridad de todos, y en la medida de lo posible, la SNCF recomienda no venir a las estaciones y utilizar otras soluciones de transporte, como compartir coches”, indicó la compañía.
También se prevén fuertes perturbaciones en los trenes de larga distancia que conectan las principales ciudades de Francia, en los Thalys que unen París a Bélgica, Holanda y Alemania, y en los Eurostar que van a Londres.
La mayoría de líneas del metro de París funcionaban únicamente en las horas pico, pero estaban abarrotadas, al igual que los autobuses. Ante la falta de transportes, muchos parisinos optaron por ir a sus lugares de trabajo o de estudio en bicicleta o a pie.
Tras 36 días de huelga ininterrumpida, el paro en los transportes bate récords. Se trata del más largo desde la creación de la empresa de ferrocarriles francesa en 1938.
También se prevén perturbaciones el jueves en la aviación, así como en las refinerías, varias de las cuales votaron una huelga desde el martes y hasta finales de semana, lo que despierta temores de una escasez de combustible.
– Torre Eiffel cerrada –
Varias escuelas amanecieron también cerradas el jueves. Los sindicatos prevén 40% de huelguistas entre los profesores, que se oponen a la reforma de las pensiones porque consideran que cobrarán menos pensión una vez que se jubilen.
Tampoco abrirá sus puertas al público la Torre Eiffel, uno de los monumentos más visitados del mundo, debido a que una parte de sus trabajadores están en huelga. Sin embargo, el acceso a la plaza donde se encuentra el monumento permanecerá abierto de manera gratuita.
Los abogados, que con el proyecto de Macron perderán su régimen autónomo de pensiones, saldrán también a manifestar este jueves. Desde el lunes, 70.000 están en huelga en todo el país.
Las negociaciones entre el gobierno y los sindicatos para salir de esta crisis social, una de las peores desde la llegada al poder de Emmanuel Macron en 2017, están estancadas.
El martes, día en el que se reanudaron las discusiones tras una pausa por las vacaciones de Navidad, ambas partes se mantuvieron firmes en sus posiciones.
Ya se han fijado nuevas negociaciones para el viernes sobre la financiación de las pensiones pero los sindicatos ya han convocado una nueva manifestación para este sábado. AFP