El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, citó este lunes al presidente regional catalán, el separatista Quim Torra, para verse en febrero en Barcelona, aunque reiteró que la futura negociación con el soberanismo no desembocará en una votación sobre la independencia de Cataluña.
Torra había reclamado esa reunión antes de que se instale una mesa bilateral de negociación entre ambos ejecutivos, el central y regional, destinada a destensar esta crisis ya crónica.
Según anunció el propio Sánchez en una entrevista con la televisión pública, propondrá el encuentro “en la primera semana del mes de febrero”, en la capital catalana.
Refiriéndose a la futura mesa de negociación, Sánchez dijo que el objetivo es que concluya en una votación: “Lo que queremos es que haya una votación por parte de la población catalana sobre un acuerdo”.
No precisó si podría votarse un nuevo estatuto de autonomía (una suerte de constitución regional, que fija las competencias del gobierno catalán), pero sí que descartó votar sobre la secesión de esta región.
Será “una votación sobre un acuerdo, no una votación sobre una división”, dijo el dirigente socialista, insistiendo en que “si proponemos la votación de un acuerdo es para unir a los catalanes, no para separarlos”.
La relación entre Sánchez y Torra vivió momentos de fuerte tensión en octubre, después de que el Tribunal Supremo condenara a elevadas penas de cárcel a nueve líderes separatistas, implicados en el fracasado intento de secesión unilateral de 2017.
Las condenas suscitaron multitudinarias protestas en Cataluña, algunas de ellas violentas, y pese a la insistencia de Sánchez de que condenara explícitamente la violencia, Torra se avino a hacerlo a regañadientes.
El propio Torra, al frente de una coalición separatista, se encuentra en una situación precaria, tras ser inhabilitado en primera instancia por desobediencia.
Su salida efectiva del gobierno de Cataluña podría producirse en las próximas semanas o meses, si la inhabilitación es confirmada por el Tribunal Supremo, al que ha recurrido. Dicho extremo provocaría previsiblemente un adelanto electoral en Cataluña.
Sánchez asumió como presidente a comienzos de mes, tras ser investido en el Parlamento con el apoyo, entre otros, del partido separatista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que le arrancó a cambio el compromiso sobre la mesa bilateral de diálogo.
Su gobierno de coalición entre el PSOE y la izquierda radical de Podemos ha hecho bandera del “diálogo territorial”, y promete echar mano de la política en la crisis catalana, porque “no podemos escondernos los políticos detrás del Tribunal Supremo”, tal como dijo Sánchez este lunes en Televisión Española.
AFP