El 2019 fue bautizado como el “año de la recuperación productiva” por parte del gobernante de facto Nicolás Maduro, pero contrario a las premisas de ensueño político la paralización industrial marcó el año. Sidor, en pleno corazón industrial de Puerto Ordaz en el estado Bolívar, es muestra del revés económico del programa de gobierno oficialista, pues tras ser estatizada con bombos y platillos en 2008 por el expresidente Hugo Chávez, su producción emprendió una caída libre hasta llegar a cero al cierre del año pasado bajo el control de Maduro.
Por María Ramírez Cabello | José Rivas / correodelcaroni.com
2018 había sido un año con pésimo desempeño, debido al registro de producción de 50.129 toneladas de acero líquido, apenas 1,1% del máximo registro alcanzado en 2007. Las acerías se detuvieron por completo en agosto de ese año y así han continuado. En 2019, no importa en qué medida quiera calcular el peso de la producción de acero de la otrora acería más importante de América Latina y el Caribe, el resultado siempre será el mismo: 0.
En el recuerdo quedó el récord de producción de 4,3 millones de toneladas en manos del grupo Techint. En 2019, solo una planta estuvo operativa en la ciudad industrial. Se trata de la Planta de Pellas, productora del aglomerado de mineral de hierro que sirve de materia prima para la fabricación de acero. En la práctica, la compañía pasó de siderúrgica a productora de pellas en nivel deficiente.
Al cierre del 2019, el área totalizó una producción de 702 mil toneladas del pre-reducido, según cifras a las que tuvo acceso Correo del Caroní. El registro es equivalente a 8,7% de la capacidad instalada de la planta, que alcanza a 8 millones de toneladas al año.
La producción completa del año es apenas levemente superior al registro de un mes en condiciones óptimas. El pésimo desempeño ocurrió pese a las promesas de inversión de Maduro en una visita relámpago a Guayana a principios de marzo de 2019 y la designación en agosto de 2019 de una nueva presidenta para la estatal, Yajaira Rangel.
En esa ocasión, el presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, Pedro Maldonado, informó que las líneas A y B de Sidor habían sido sometidas a un proceso de reconstrucción en dos fases por una inversión de 84 millones de euros. Trabajadores dieron cuenta, entonces, de que los trabajos de recuperación no habían iniciado y solo estaba activa la línea B a la mitad de su capacidad instalada, negando así la certeza de la presidenta Yajaira Rangel quien celebraba un “notable éxito” en la recuperación de la producción de la mayor acería del país.
Déficit de acero propició cierre de transformadoras
Cuatro fábricas de autopartes en el centro del país cerraron sus operaciones en 2019, de acuerdo con la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa). Una de las compañías, Rudeveca, trabajaba con el acero de Sidor como única materia prima. “La empresa exportaba, era fabricante de ruedas o rines de acero y, debido a la falta de suministro de Sidor, decidió cerrar sus operaciones”, manifestó el presidente ejecutivo de Favenpa, Omar Bautista.
En general, señaló, la nula producción de acero por parte de Sidor incidió en el bajo ritmo de los transformadores de acero en el centro del país, que operaron por debajo de un 15%.
El dirigente gremial aseguró que 2019 fue un año complejo para la industria. “Si lo comparamos con hace 10 años, el sector redujo su actividad en un 90% debido a la caída del consumo”, dijo. La industria de repuestos y autopartes fabricó “lo que la demanda exigía”, agregó.
La Asociación Latinoamericana de Acero (Alacero) estimó en el caso del acero laminado que el descenso del consumo en Venezuela fue de 55 mil toneladas entre enero y octubre de 2019 con respecto al mismo periodo del año previo. En cambio, en la región, vecinos como Colombia expandieron su consumo en 374 mil toneladas en ese periodo.
En Brasil, si bien el consumo interno de acero laminado descendió, las exportaciones crecieron 12% comparado con los primeros 10 meses de 2018.
Parálisis de beneficios
La crisis en la principal siderúrgica estatal se ha reflejado en la prestación de servicios como el transporte y el comedor. 2020 comenzó con el recorte del horario administrativo hasta las 11:00 de la mañana porque no había servicio de almuerzo para el personal, de acuerdo con trabajadores consultados.
Aunque a los pocos días fue solventado, a este problema se le suma la falta de transporte que obliga a los trabajadores a usar carros particulares y pagar altas cantidades de dinero para poder llegar a la ciudad industrial que hoy es símbolo de decadencia.
Los trabajadores señalan que ha habido intentos de arranque de algunas plantas, como es el caso de las de reducción directa en tecnología Midrex y HyL, pero el caos interno ha frustrado cualquier ensayo. “Faltan repuestos, se han robado muchas cosas”, manifestó un trabajador, que pidió mantener su nombre en reserva. La falta de garantía de suministro eléctrico es advertida por los trabajadores como otra traba que aleja una pronta recuperación de la empresa.
A mediados de octubre del 2019, el Estado anunció alianzas estratégicas con Rusia para la recuperación productiva de Sidor y el fortalecimiento del sector hierro – acero, pero uno de sus trabajadores comentó que las “sugerencias” por parte de la comisión extranjera no forman parte de un plan serio para mejorar la realidad de la estatal. Los resultados de la visita rusa no han sido difundidos públicamente.
El trabajador de Sidor Carlos Ramírez, con 34 años de antigüedad en la estatal, identificó -a mediados de 2019 durante la presentación de un plan de reflote de la industria siderúrgica- los nudos críticos del sector ferrosiderúrgico en la deficiente producción de mineral de hierro, pellas, planos decapados, planos en frío y recubiertos, como consecuencia del deterioro general de la industria.
Las causales del declive productivo, precisó, son la ausencia de voluntad y viabilidad política para la consecución de inversiones; alta gerencia sin formación ni experiencia técnica en procesos productivos; desarticulación funcional a lo interno de las empresas; insuficiente disponibilidad de materias primas e insumos; restricción de energía eléctrica y gas natural; abandono de la planificación estratégica; partidización política y desprofesionalización de técnicos y especialistas.
“Los técnicos están fuera del país, hay obsolescencia, no hay política de dirección y los mercados de Asia, Europa y América Latina se perdieron”, expuso Ramírez, quien también destacó la alta deuda socioeconómica con la masa laboral.
Sin esperanzas para 2020, trabajadores no ven forma de mejorar la situación. “La presidenta poco se reúne con los trabajadores, dicta su línea y ya (…) el lineamiento que ellos crean se impone”, expresó un trabajador.