Aumentar sus contactos en Tinder fue el motivo por el que el programador Robert Winters reconfiguró un algoritmo, al que ‘educó’ para poder chatear con centenares de mujeres al mismo tiempo. Así lo hizo, hasta que la aplicación lo bloqueó.
Para lograr su propósito, le ‘enseñó’ a mantener conversaciones básicas en una o dos direcciones dependiendo de las respuestas que recibía, que no necesitaban de su presencia, con lo que logró aumentar su popularidad, publicó Mashable.
El programa original que Winters utilizó fue desarrollado por Jeffrey Li, un científico de datos, que buscó mejorar su éxito con las citas “de la manera más perezosa posible”. “He hablado con muchas amigas que estaban en aplicaciones de citas, tienden a ser abrumadoras para ellas”, contó Li, a la vez que reconoció que la suerte no es la misma para un hombre que no tiene “un gran perfil”.
Con el objetivo de resolver ese problema, Jeffrey Li configuró el algoritmo para vincularse con los perfiles que podrían gustarle y recurrió a imágenes de Google de personas que consideraba atractivas para sumar a la base de datos, ya que solamente con Tinder no lograba proveer al sistema de la suficiente información sobre sus preferencias.
El programa se convirtió así en un servicio de detección, para que él luego mantuviera las conversaciones, con lo que logró aumentar sus contactos y chatear con más mujeres. Sin embargo, no conoció a nadie que realmente le interesara, por lo que dejó de utilizar el programa automático.
El siguiente paso
Dos años pasaron desde que Li desarrolló el algoritmo hasta que Winters descargó el código fuente y lo reconfiguró para que pudiera mantener diálogos sin necesidad de que él estuviera presente. Gracias a este desarrollo fue que “en un momento dado” llegó a tener unas “200 conversaciones a la vez”.
“Creo que Tinder supo esto y me prohibió, por supuesto, de la plataforma”, concluyó.