Ingrid Escamilla se mostraba sonriente en sus fotografías. Aprovechaba cada momento que tenía para mostrar sus alineados y blancos dientes. Estaba orgullosa porque hace menos de tres meses terminó su tratamiento de ortodoncia y ya podía mostrar su dentadura soñada. Pero entre el 8 y 9 de febrero, Erick Francisco “N”, su pareja y presunto feminicida, la asesinó. No se conformó con quitarle la vida a una mujer joven, de 25 años, llena de ilusiones, metas y un corazón noble, como la describen sus conocidos. Además, realizó toda clase de actos crueles contra su cuerpo.
Sucedió en la colonia Vallejo en la Ciudad de México, a donde se mudó después de terminar una maestría en Administración de Empresas Turísticas en la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP). En esta entidad nació y vivió sus primeros años. Su infancia fue complicada, narraron al periódico Eje Central personas que convivieron con ella en el municipio de Juan Galindo en la sierra norte de Puebla.
Su madre la abandonó a ella, a su gemela, y a sus otras tres hermanas cuando era muy pequeña, por lo que su padre se hizo cargo de toda la familia, hasta que falleció hace casi cuatro años. Ingrid aprovechaba toda oportunidad para recordarlo. “Que increíble aventura fue tenerte en mi vida, una persona que pudo repartir su amor en cinco personas, que entregó todo cuando no tenía nada, que regaló momentos felices, supo mantener a su familia unida, que nunca…”, escribió el 26 de junio del 2018, día en que habría sido el cumpleaños de él.
Esa ternura y manera de expresar su amor por otras personas fue una de sus características más destacadas la cual provocaba que las personas que la rodeaban también sintieran afecto por ella. Así sucedió hasta con las celebridades a las que admiraba. La actriz Liz Ferre fue una de ellas.
Tras darse a conocer la noticia del asesinato de Ingrid, la también conductora habló al respeto a través de sus historias de Instagram. “Era una fan mía y una seguidora de muchos años con quien tenía contacto constante a través de mensajes o iba a algunos meet and greets. La verdad es que no tengo palabras, en este momento estoy un poco en shock… a veces es bien fácil criticar cuando vemos estos movimientos en contra de la violencia hacia la mujer hasta que te pega a alguien cercano a ti. Además de una manera tan terrible, yo sé que para su familia no hay palabras para poder mitigar el dolor de una pérdida”.
Su cariño y amor por las personas lo demostraba de todas las maneras en las que podía. Después del terremoto del 19 de septiembre del 2017, participó como voluntaria en la reconstrucción de viviendas en Jojutla de Juárez en México e invitó a sus conocidos a “reconstruir a México”.
También era amante de los animales. Tenía dos perros de los que publicaba fotografías constantemente “Estos seres tan amorosos que forman parte de mi vida y mi familia son lo más importante para mí, porque son mis compañeros y mis amigos peludos incondicionales”, escribió en una publicación.
A la joven le gustaba la música y viajar. En sus redes sociales compartía imágenes visitando pueblos mágicos, escuchando música o yendo a conciertos. Disfrutaba de las canciones de Belanova, Los Auténticos Decadentes y Luis Miguel, para quienes ahorraba para comprar boletos y lograr verlos en vivo. Era una mujer trabajadora que todos los días se trasladaba desde Vallejo a Polanco, en la alcaldía Miguel Hidalgo, en donde laboraba.
También le interesaba el maquillaje y la ropa, por lo que planeaba invertir más tiempo en proyectos relacionados al respecto. Incluso abrió una cuenta de Instagram paralela a la personal, para compartir contenido del tema.
El asesinato de Ingrid
El 9 de febrero, la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México recibió una llamada anónima para denunciar el feminicidio de una mujer en la calle Tamagno en la alcaldía Gustavo A. Madero. Al llegar al lugar encontraron los restos de Ingrid. Su pareja había intentado esconder partes de su cuerpo para no ser capturado.
Las imágenes de la escena del crimen fueron filtradas y publicadas en redes sociales y algunos medios de comunicación, además de un video en el que el presunto feminicida habla de cómo sucedió el asesinato. Activistas y organizaciones han denunciado que se muestre el cuerpo de la víctima.
Este 11 de febrero, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, habló del crimen en sus redes sociales. “El feminicidio es un crimen absolutamente condenable. Cuando el odio llega a los límites como el de Ingrid Escamilla es indignante. La SSC detuvo al presunto responsable y la Fiscal ha declarado que exigirá la máxima condena. Nuestro compromiso de trabajar todos los días por erradicar la violencia hacia las mujeres. Mi pésame sentido a la familia de Ingrid Escamilla”.
La violencia contra las mujeres en México sigue a la alza. De acuerdo con el informe de Índice GLAC-El Financiero, en los últimos cuatro años, en el períodos que comprenden de enero a octubre, los feminicidios incrementaron 111%, y su evolución histórica ha registrado un crecimiento constante.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 6 de cada 10 mujeres mexicanas han enfrentado algún incidente violento durante su vida y refiere que el feminicidio es sólo la representación más extrema de ésta violencia.
El 21 de noviembre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó datos nacionales con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, según los cuales de los 46,5 millones de mujeres de 15 años y más que hay en el país, el 66,1% (30,7 millones) del total han enfrentado violencia de cualquier tipo alguna vez en su vida.
Asimismo, indicó que 43,9% han sufrido agresiones de su pareja a lo largo de su relación y la incidencia es más acentuada entre las mujeres que se casaron o unieron antes de los 18 años (48%) que entre quienes lo hicieron a los 25 o más (37,7%).
En 2018 se registraron 3.752 defunciones por homicidio de mujeres, la cifra más alta de los últimos 29 años (1990-2018), lo que de media significa que fallecieron diez mujeres al día por agresiones intencionales.