Leemos con atención, el cable internacional que da cuenta que Mauricio Claver Carone, actual asesor del Presidente Donald Trump para el Hemisferio Occidental, pudiera ir al BID propuesto por la Casa Blanca.
Pero ahora, cuando amenazan las circunstancias con su salida de Casa Blanca, es bueno decir algunas cosas.
El consejero del Presidente y asesor para América Latina del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, pone a Venezuela como “Estado fallido” a la vez que señala que se sostiene en Cuba. Hace oficial, así, el diagnóstico de un cáncer que se instala en el cuerpo de las democracias de la región, sin más, y que irá contaminando hasta hacer metástasis sino llega a tiempo la medicina adecuada.
Desafía Claver, la pasividad heredada sobre el tema VENEZUELA, e insiste en que no se puede dejar sola una nación devastada por un dictador que se esconde en la excusa de la soberania de los Estados.
Tiene clara Claver Carone, la experiencia del Holocausto, cuando la misma comunidad internacional acepta como límite de la soberanía de los Estados el respeto y la garantía universal de los derechos humanos, entre estos, el de la libertad que en VENEZUELA han sido aniquiladas por Maduro y sus acólitos.
Es la soberanía, adecuadamente comprendida así, un derecho condicional, sujeto, entre otras obligaciones, al respeto por cada Estado de los derechos humanos y, de suyo, las reglas de la democracia.
Entonces, Claver Carone, hace enfasis en que la dictadura de Maduro no puede esconderse en el mito de la soberanía, porque persigue y mata a sus opositores.
Los capos del chavismo perpetran asesinatos, practican secuestros, torturan a sus presos, hacen morir de mengua a la gente, todos a uno como sicarios del terrorismo que, todos a uno, comparten como única razón de sus presencias en la política.
Es la violación de esa soberanía, desde adentro y por los obligados a asegurarla en sus finalidades, o en colusión con fuerzas extranjeras como la Cuba, lo que moviliza, al término y subsidiariamente, la llamada responsabilidad internacional y especialmente de EEUU en la protección, reacción, y reconstrucción en beneficio de las víctimas.
Claver Carone, se la juega por VENEZUELA. Y su apoyo nos recuerda el auxilio norteamericano siempre presente para sacarnos las castañas del fuego, sin que a cambio nos invadan. Más allá de la historia que escribe la izquierda resentida.
Nos tiende la mano EEUU ante un Cipriano Castro que no honra sus deudas con las potencias del Viejo Mundo por daños causados a sus nacionales durante nuestras revoluciones, por lo que media para ponerle fin al bloqueo armado europeo de nuestros puertos; o al Inglaterra intentar quitarnos nuestro costado oriental hasta más allá de las bocas del Orinoco, coludida con los rusos.
Mauricio Claver, así las cosas, posee un doble sello que se lo fija su lucha al servicio de VENEZUELA desde la Casa Blanca. Contribuye con desnudar la tiranía. Rechaza las tesis de una Venezuela abandonada a su suerte por la comunidad internacional vista solo como botín.
Advierte Claver Carone el año pasado, un deseo que América Latina se beneficie de la prosperidad de Estados Unidos y fomente fuertes lazos económicos y de inversión bilaterales en lugar de apostar por unas relaciones con China que solo dejarán en la región dependencia, deuda y corrupción, cuyo ejemplo evidente es VENEZUELA.
Claver ha sido un amigo de VENEZUELA. Y a los amigos se les aprecia y se les agradece la compañía.