A falta de materia prima y de obreros en plena epidemia de COVID-19, un fabricante chino de abrigos dio un giro de 180 grados en su negocio y comenzó a fabricar el producto más demandado del momento: trajes de protección frente al coronavirus.
En una China conocida por su capacidad de movilizar a las “masas”, Ugly Duck, en Wenzhou (este), es una de las numerosas empresas que ha respondido al llamado del gobierno frente a la escasez de material médico en los hospitales.
“Hemos conseguido transformar nuestra línea de producción en 60 horas”, explicó en la planta Pan Yue, la presidenta de la compañía textil, que lleva una mascarilla, como todos los empleados.
En esta empresa fabrican cada día miles de trajes de protección blancos de uso único en polipropileno.
En China, el nuevo coronavirus ya contagió a más de 79.000 personas, de las que murieron más de 2.800.
Fuera de la provincia de Hubei (centro), epicentro de la epidemia, Wenzhou es una de las ciudades más afectadas, con medio millar de casos y un fallecido, según el último balance oficial.
iPhones y pañales
Las autoridades locales impusieron restricciones en los movimientos de sus tres millones de habitantes. También pidieron a Ugly Duck que contribuyera en el esfuerzo colectivo contra el virus.
Los trajes fabricados en estas instalaciones son vendidos al gobierno a precio de coste, y están destinados a los hospitales locales.
La fábrica Ugly Duck tiene cinco niveles. Los locales están casi vacíos y las máquinas de coser, totalmente silenciosas.
Pero en un espacio del tamaño de un campo de fútbol, los trabajadores extienden grandes cantidades de polipropileno blanco, lo cortan y lo cosen para crear trajes de protección. Una vez confeccionados, los pliegan y los envuelven.
Los empleados están protegidos de pies a cabeza, para evitar cualquier contagio. Y tienen en su mesa un botella de líquido desinfectante para las manos.
Ugly Duck no es la primera empresa en transformar su línea de producción para fabricar material médico: Foxconn, el fabricante taiwanés de iPhones, el constructor automotor chino BYD, e incluso una fábrica de pañales… se han puesto a producir mascarillas.
Nuestra contribución
Wenzhou es conocida por ser una de las principales zonas manufactureras del país, pionera en las reformas económicas lanzadas a finales de los años 1970.
Pero actualmente, las fábricas funcionan a medio gas.
Solo la mitad de los 300 empleados de Ugly Duck, la mayoría de ellos oriundos de provincias pobres, consiguen evitar las restricciones de circulación impuestas por las autoridades. Pese a la cancelación de autobuses, trenes y aviones, han podido encontrar una manera de llegar al trabajo.
La empresa prevé no obstante seguir fabricando este tipo de prendas, aunque se retome la confección de abrigos. La idea es vender su producción a los países extranjeros, cada vez más afectados por el COVID-19.
“Tenemos previsto exportar a Italia, o donde sea necesario. Es nuestra contribución a la sociedad y al mundo”, asegura Pan. AFP