Del militar desprofesionalizado, se ha ocupado la Fracción Parlamentaria 16 de Julio y no ha habido debate en la Asamblea Nacional, por estos años, en el que nuestros voceros no hayan expuesto el diagnóstico acertado de la situación y las soluciones que caben. Desde 2016 mismo, la Comisión Permanente de Defensa ha debido parir otra Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional que, simplemente, no hizo por tres razones básicas: el parlamento se distrajo con los diálogos fracasados y desleales de República Dominicana, Noruega y Barbados, cuyos resultados fueron advertidos con antelación; había que mascar chicle y caminar a la vez, como reza el dicho popular, por lo que cada diputado ha de luchar en la calle y, al mismo tiempo, pensar, hacer y aportar las leyes necesarias; y porque también existen complicidades en la oposición infiltrada por el oficialismo y sus reales.
El TIAR significó, décadas atrás, una perspectiva muy profesional y muy especializada de las Fuerzas Armadas Nacional que ahora se limitan al entrenamiento ridículo y precarios de las milicias que desean acabar con lo poco que queda de institucionalidad. La sola idea de una coalición militar internacional para la recuperación de nuestras libertades públicas, pone de nuevo en sintonía al militar venezolano con los objetivos de su digna profesión, lo actualiza en términos estratégicos y devela las amenazas y los enemigos reales con el occidente y sus valores. El TIAR es y será actualizador para esta Fuerza Armada que hoy está abatida por la corrupción, el terrorismo internacional, los más turbios negocios.