Da miedo saber que en muchos casos, el ser humano se acostumbra a las peores situaciones, más bien podemos decir que su capacidad de adaptación “acomoda” su percepción de la circunstancia anormal que vive y la va suavizando visualizándola como algo temporal, así le cuesta menos aceptar su sufrimiento o al menos lo ayuda a sobrellevar tal malvivir. Los venezolanos lidiamos, forcejeamos día a día desde hace muchos años con este comportamiento; si estamos en el país la orden es sobrevivir, si estamos fuera la tarea es ayudar a la familia, amigos y hasta a desconocidos ultra necesitados, ese submundo tiene un fondo único, una razón espeluznante que es la pérdida de un derecho humano primordial: La libertad. Y digo que da miedo porque realmente sin libertad se pierde lo humano, solo queda el ser y la necesidad, en algunos, de luchar como sea contra el opresor y en otros, de esperar a que “algo pase”.
Los números que hablan de la Libertad en el mundo obviamente reflejan en su más cruda y fría expresión nuestra espantosa realidad, partiendo de que ese derecho que tiene el ser humano de poder obrar según su propia voluntad sin perjudicar de mala fe a terceros se nos fue robando a pellizcos durante los primeros 13 años de este podrido plan de devastación llamado revolución, se nos terminó de arrebatar en los últimos 6 años durante la fase del ” legado” cuyos insensatos herederos dinamitaron lo que ya estaba picado y rasguñado; hemos visto que las instituciones fueron definitivamente secuestradas, cientos de medios de comunicación cerrados y los que quedan son controlados por el narcorégimen, partidos políticos ilegalizados o regalados a los chupamedias traidores a su militancia. Inventando normas a su medida pues solo se le permite autorizar registro a partidos políticos a quienes vayan a participar en las elecciones fraudulentas para legitimar a los narcocriminales; no demoran, en los próximos días o meses veremos la legalización de algunos de ellos.
Aterrizando en los vergonzosos números referidos anteriormente, Venezuela lidera la lista de naciones sin libertad en el hemisferio occidental, así lo afirmó en su último informe de Libertad Global 2020, la organización Freedom House (FH), ONG estadounidense más antigua dedicada al apoyo y defensa de la democracia y la lucha contra el fascismo, ubicó a Venezuela, Nicaragua y Cuba como los únicos países del hemisferio occidental en clasificar cómo naciones sin libertad. Semejante distinción casualmente ganada por los falsos profetas de la igualdad social y ajenos a la práctica de humildad y solidaridad con el pueblo. Su búsqueda real es el poder a ultranza para controlar y apropiarse de las riquezas ajenas, como vulgares ladrones que son.
De los países donde la libertad ha sido desmontada con más descaro y salvajismo en todas las regiones del mundo, Venezuela se sitúa solo por debajo de Burundi, Turquía, Mali y la República Centroafricana. Por debajo de Venezuela aparecen Nicaragua, Baréin, Bangladesh, en casi una treintena de naciones las cuales salvo contadas excepciones el denominador común es la pobreza y el uso de la fuerza para oprimir al pueblo.
El ambiente de caos de varios años en Venezuela y la permisividad estratégica oficial ha abierto espacios operativos ideales para grupos criminales e insurgentes transfronterizos, simultáneamente se incidió definitivamente en el doloroso desplazamiento de nuestros hermanos, la mayor migración masiva vista en América Latina y el Caribe, todo producto de la conculcación de nuestros derechos asociados a la libertad.
No hay una institución que evalúe los derechos humanos en el mundo en donde Venezuela no aparezca en los últimos lugares, gracias a la cruel y cobarde actuación de los capos de la organización criminal internacional que tiene secuestrado a mi país.
Esta letanía que repito desde el año 2016 diciendo que la única forma de expulsar del poder a esos despiadados bandidos es a la fuerza y que salgan con los pies hacia adelante, no es sólo una estimulación o un deseo de palabra, desde la cárcel del exilio he mantenido una posición y actuación de batalla por el logro de nuestros legítimos derechos y realmente no veo otra salida.
No comparto ni comprendo la fórmula de los que mantienen el criterio de la vía electoral en las condiciones actuales, sin embargo respeto a pesar de que sé que su fórmula no es por ingenuidad o credulidad en los tiranos amos del poder y seguramente ya los vemos operando con sus “tácticas” de siempre.
Deseando que muchos consideren al oprimido pueblo de Venezuela antes de continuar haciéndole el juego a la mafia de la dictadura, suscribo mi reflexión de esta semana con lo que nos queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio “El Gato” Briceño Torrealba/Valeria Briceño
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