El Gobierno de Malasia ultima este martes los preparativos para proceder al cierre de las fronteras y la restricción de movimientos entre sus 31,6 millones de habitantes, entre otras medidas, que entrarán en vigor el miércoles y tienen como objetivo frenar la propagación del COVID-19.
La medida, anunciada el lunes por la noche por el primer ministro, Muhyiddin Yassin, durante un discurso televisado, permanecerá vigente al menos hasta el 31 de marzo tras confirmarse en el país 553 pacientes infectados por el nuevo coronavirus.
Durante dos semanas, los malasios no podrán viajar al extranjero y los que opten por regresar desde otros países deberán pasar por controles sanitarios y un periodo de 14 días de aislamiento.
Se prohíbe la entrada de turistas extranjeros, se cierran lugares de ocio y educativos y se restringen las reuniones masivas, incluidos los actos deportivos y religiosos.
Un rezo con 16.000 asistentes en una mezquita de Kuala Lumpur es identificado como el principal foco de infección en el país, con más de 240 casos detectados solo en Malasia, al que también acudieron fieles de Brunéi, Singapur e Indonesia, entre otros países, algunos de los cuales resultaron afectados.
EFE