En San Antonio del Táchira y en La Parada abundan los vendedores informales venezolanos. En la actualidad, no saben qué hacer como consecuencia del actual escenario
Por La Nación / Jonathan Maldonado
El coronavirus ha cambiado drásticamente el escenario de la frontera. La avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, y La Parada, en Colombia, reflejan ese viraje tras el cierre de los puentes, el sábado 14 de febrero, decretado por el vecino país y, posteriormente, con el anuncio de cuarentena por parte de Venezuela.
Las medidas, en su totalidad, buscan evitar la propagación del coronavirus, enfermedad que en Colombia ha ascendido a 108 casos, mientras que en Venezuela subió a 42.
Estefany, José David, Daniel y Carlos son parte del extenso grupo de venezolanos que han migrado a la frontera con el propósito de ganar pesos para el sustento de ellos y el de sus familiares. Frente a este panorama, la angustia se ha apoderado de su entorno, pues están de brazos cruzados.
La mayoría vive de lo que hace en el día: son carretilleros, asesores de viajes internacionales, vendedores de comida, café y golosinas. Estefany lleva más de un año en la zona. Es carretillera y su solvencia depende de la jornada de trabajo
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