David Morán Bóhórquez: La globalización y la atención médica pospandemia

David Morán Bóhórquez: La globalización y la atención médica pospandemia

Un agente sanitario chino revisa el cuerpo de una persona que murió en una calle de Wuhan, durante la epidemia de virus que azotó esa ciudad en febrero de 2020 |  (AFP)

 

La calidad es gratis” nos repetía nuestro profesor de Control de Calidad, a los que la cursábamos como materia electiva de ingeniería industrial en la UCAB. Era el año 1982. En ese momento era un concepto contraintuitivo, porque lo bueno era asociado con lo caro, aunque la industria automotriz japonesa daba ya al traste con esa equivocada idea. Le mostraba al mundo cómo fabricar carros “buenos y baratos”.

Detrás del la revolución en la industria automotriz japonesa, estaba un ingeniero estadounidense con maestría y doctorado en matemáticas, William Edwards Deming, que introdujo, en la década de 1950, el concepto que ha revolucionado desde entonces los procesos de fabricación: El Control Total de la calidad, que luego se conoció como Total Quality Management (TQM). Deming insistía en la necesidad de hacer un control estadístico de la producción y en el análisis de la calidad. Dos conceptos sencillos que combinados cambiaron las formas de producir. El control estadístico permite hacer un análisis de las causas que originan las desviaciones al estándar deseado (análisis causa-raíz) y la detección temprana de los errores en la calidad para evitar la propagación de los mismos en las etapas posteriores de agregación de valor. Es decir, cada paso posterior es un nuevo proceso de calidad.





El TQM permitió pasar de un estándar de calidad en los años sesenta de partes malas por cada cien piezas fabricadas a parte malas por cada millón de piezas fabricadas que usan hoy las empresas más competitivas.

Considero a Deming unos de los genios más importantes del Siglo XX (murió en 1993 a los 93 años de edad) por sus aportes para que los mercados produzcan a menor precio y con más calidad, sino que además acuñó unas de las frases que marcó mi desempeño profesional: “Sin datos, sólo eres una persona más con una opinión”

La ISO y la calidad

Después de Deming con su ejemplo palpable de las automotrices japonesas, el mundo industrial cambió y se dió un auge importante de normas emitidas por organismos dedicados a la normalización en el ámbito económico. Este auge de la normalización o estandarización, se ha debido, en gran medida, al marcado proceso de globalización e integración económica que han vivido las economías del mundo a lo largo de las tres últimas décadas.

La normalización se podría definir, de forma genérica, como la actividad encaminada a poner orden en aplicaciones repetitivas que se desarrollan en el ámbito de la industria, la tecnología, la ciencia y la economía (Pola | 1997: ISO 9000: Una visión gerencial, Ed. Granica, Gavá, Barcelona.). En sus orígenes, al inicio del siglo XX, la normalización nació para limitar la diversidad antieconómica de componentes, piezas y suministros, para favorecer su intercambiabilidad, de forma que se facilitara la producción en serie y la reparación y mantenimiento de los productos y servicios

La más notable de esas instituciones de normalización es la International Organization for Standardization | ISO (Organización Internacional de Normalización o Estandarización). Fundada en 1947, ha publicado a la fecha más de 23.000 normas de carácter voluntario sobre las mejores prácticas en casi todos los aspectos de la tecnología y los negocios. Y resaltó el carácter voluntario de su adopción, y no impuesto. Si bien ISO tiene representantes en 164 países del mundo, el hacer obligatorio o no alguna norma depende de las leyes de cada país. Lo que existe en los mercados, es la preferencia hacia aquellos productos o servicios que se elaboran bajo normas ISO.

Existen varias familias de normas ISO, las 9000 relacionadas a la calidad, las 14000 al medio ambiente, las 22000 y las 45000 sobre riesgos y seguridad, entre otras.

“Las normas ISO 9000 constituyen un modelo de referencia para el establecimiento en las empresas de un sistema de aseguramiento de la calidad. Las normas ISO 9000 no son normas que miden la calidad de los productos o servicios de las empresas, es decir, no son normas que hacen referencia al cumplimiento de un objetivo o un resultado determinado, sino que son normas que establecen la necesidad de sistematizar y formalizar en una serie de procedimientos, toda una serie de procesos empresariales. Cumplir con la ISO 9000 indica que se utilizan consistentemente una serie de procedimientos estandarizados y documentados para producir el producto o el servicio que compra el cliente” dice Frederic Marimon de la Universidad Internacional de Cataluña.

Y agrego que entre esa “serie de procedimientos estandarizados y documentados” está el objetivo de la trazabilidad, que consiste en asociar sistemáticamente un flujo de información a un flujo físico de mercancías de manera que pueda relacionar en un momento dado la información requerida relativa a los lotes o grupos de productos determinados.

La pandemia del virus Wuhan y la trazabilidad

Escribo este artículo el 10 de abril, desde mi cuarentena en Venezuela. Ya hay indicios serios que las autoridades chinas tenían conocimiento de la aparición de un misterioso virus tan temprano como en noviembre de 2019.

A partir de ahí se sucedieron una serie de omisiones y errores gravísimos que permitieron que el virus Wuhan se convirtiera en Pandemia. Con los datos que hoy se tienen, y los que faltan por venir, se tiene claro que la censura que la dictadura china ejerce ferozmente, ocultó delibaradamente información crucial para el resto de los países del mundo, sino también que ella impidió que el big data de las redes sociales del mundo libre, captara las expresiones de la gente común en china que se expresa en redes censuradas a Occidente. Unos pocos valientes en china, usando VPN, publicaban – arriesgándose a ser apresados- el horror que estaban viviendo en las redes occidentales como Twitter y Facebook.

La dictadura china se ejerce con un brutal control social, censura y propaganda. Y como todo totalitarismo, siempre miente. ((Ver la cronología del virus chino al final de este artículo)

Al respecto, el 25 de enero publiqué en mi cuenta Twitter

Si la inoperante OMS hubiese contado con un sistema de trazabilidad de las enfermedades, haciendo semejanza con los fallos de calidad de las normas ISO 9000, esta historia no se estuviese contando.

Un sistema que con las tecnologías actuales, estaría disponible -en línea- y de forma permanente para todos los países, en un principio con el registro diario de las enfermedades infecciosas, como Paludismo, Tuberculosis, Difteria, Dengue, VIH, Papiloma Humano, Hepatitis, Ébola, SARS, Covid 19, en total, unas 70 enfermedades infecciosas, que por su naturaleza, el ser humano es el principal transmisor.

Esta pandemia, que ha causado a la fecha, las mayores pérdidas económicas a la humanidad, es un aviso y una lección demasiado costosa para permitirnos no poder rastrear, en línea, los focos de infección en el planeta. No es posible que dictaduras como la China puedan ocultar cifras de infección. Y no es posible que países como Corea del Sur o ciudades como Hong Kong con sistemas de salud con registros formidables, se vean amenazados por la “mala calidad” de otros,

La globalización no se detendrá

Los neomarxistas han expresado el fin de las economías de mercado y la globalización como consecuencia de la pandemia del virus Wuhan. Abogan, con loas a China, al control estatal sobre los mercados libres y la limitación de las libertades individuales. Acusan al consumismo como el origen de la pandemia, excusando a la dictadura china de su responsabilidad. Aseguran de manera frenética que el mundo cambiará, por supuesto, en el sentido de la destrucción de los mercados libres.

No se tardará 30 años en comprender que la calidad es gratis, como le tomó al mundo productor comprender las conceptos de Deming. Esta pandemia será la última que tome a la humanidad sin un sistema on line de trazabilidad de las infecciones. Es la respuesta que darán los mercados a la atención médica, que la pademia demostró que no tiene los elementos para atacarla, El primero y principalísmo, la información. Si Deming viviera hoy, les diría hagan un control estadístico, de verdad, transparente, confiable y útil de las enfermedades infecciosas.

La pandemia adelantó el futuro

Hoy se tienen a punto las tecnologías para lograr en tiempo real la trazabilidad mundial de las enfermedades infecciosas. Poder computacional de sobra, comunicaciones, manejo de base de datos en la lógica de big data, inteligencia artificial. Falta lo más fácil, la norma y los más difícil, su adopción voluntaria.

Pronto algunos países lideres lo propondrán. Así lo intuyo. Darán un vuelco a la OMS. Los procedimientos y registros se cambiarán. Los registros de salud pública y la posibilidad de mejorar la atención médica serán el reflejo fiel de la calidad moral y ética de los gobiernos. Tal como lo es producir con calidad total para las empresas exitosas

La globalización seguirá su curso. A principios de año se hacían 125 mil vuelos diarios en el mundo. Cuando pase esta pandemia su número seguirá creciendo. La demanda de ancho de banda seguirá aumentando, habrá más teletrabajo, robots seguirán sustituyendo humanos en trabajos pesados, mucho de ello ya lo vimos en las cuarentenas por la pandemia. La vacuna contra el virus Wuhan será desarrollada. Y a partir de ahí renacerá la confianza.

Pero también pronto, los productos fabricados en los países que no se integren a un sistema de trazabilidad de salud pública universal y transparente, con auditorías confiables, serán rechazados. Será el mensaje de una humanidad que entendió que con la salud no se juega, por muy poderosa que sea una dictadura. El costo es demasiado grande.

Y termino con Deming revived: “Sin datos, sólo eres un país más con una opinión… con productos que no compraré, porque no quiero poner en peligro a tus habitantes, ni a los míos”

 


Secuencia de la información sobre la expansión del contagio del Virus Wuhan

El 30 de diciembre de 2019, el Dr. Li Wenliang, un oftalmólogo, envió un mensaje a un grupo de colegas médicos advirtiéndoles sobre un posible brote de una enfermedad que se parecía al síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) en Wuhan, provincia de Hubei, China, donde trabajaba

Al día siguiente, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan declaró: “La investigación hasta el momento no ha encontrado ninguna transmisión obvia de persona a persona y ninguna infección del personal médico”.

El 3 de enero, el Dr. Li firmó una declaración reconociendo su “delito menor” y prometiendo no cometer más “actos ilegales”

Los días 4, 5, 8 y 10 de enero, la Comisión de Salud de la ciudad de Wuhan continuó insistiendo en que este nuevo virus no conllevaba ningún riesgo de transmisión de persona a persona.

El 10 de enero, el Dr. Li, el mismo hombre que había sido censurado por el gobierno por hacer declaraciones que contradecían esta postura, comenzó a desarrollar síntomas parecidos a la gripe. Estaría muerto de la enfermedad en menos de un mes después.

El 14 de enero la Organización Mundial de la Salud declaró en un tuit que “las investigaciones preliminares realizadas por las autoridades chinas no han encontrado evidencia clara de transmisión de humano a humano del nuevo coronavirus”.

El 15 de enero, se identificó el primer caso en Japón. El 19 de enero, la Organización Mundial de la Salud declaró: “No se sabe lo suficiente como para sacar conclusiones definitivas sobre cómo se transmite, las características clínicas de la enfermedad, el grado de propagación o su origen, que aún se desconoce”

El 20 de enero China reporta 139 casos nuevos de la enfermedad, incluida la muerte de una tercera persona. Ese día científico chino Zhong Nanshan confirmó que la enfermedad se transmitía entre humanos

el 23 de eneo la Orgnización Mundial de la Salud asegura que el coronavirus de Wuhan aún no constituye una emergencia internacional de salud pública.

El 28 de enero El presidente de China, Xi Jinping, se reúne en Beijing con el director general de la OMS, Tedros Adhanom. En el encuentro, Xi y la OMS acuerdan enviar un equipo de expertos internacionales, a China para investigar el brote de coronavirus

El 30 de enero casos de coronavirus aumentan a más de 9.600, así como el número de muertes que asciende a 170. Hay más de 100 casos en 20 lugares por fuera de China. Ese día la OMS declara al coronavirus una emergencia internacional de salud pública.

El 3 de febrero de 2020 el Ministerio de Relaciones Exteriores de China acusa al gobierno de Estados Unidos reaccionar inapropiadamente al brote de coronavirus y difundir el miedo al imponer restricciones de viaje.

El resto de la historia es conocida por ustedes