Una imagen ha sido compartida por más de 89.000 usuarios en redes sociales con la afirmación de que, gracias a las medidas de confinamiento en varios países para prevenir contagios del nuevo coronavirus, la capa de ozono se ha recuperado y han bajado tanto la temperatura global como la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Sin embargo, según aclaró el servicio de monitoreo atmosférico de la Unión Europea a la AFP, la información es falsa.
“En menos de un mes de parálisis económica el agujero de ozono se redujo a un tercio, la temperatura global bajó 1,2 grados y la contaminación de dióxido de carbono en la atmósfera descendió a niveles de cuatro décadas atrás”, dice una imagen que incluye dos globos terráqueos vistos desde el Polo Sur coloreados con azul, morado, amarillo y blanco, además de una gráfica.
Desde el 24 de marzo la imagen ha circulado más de 89.000 veces en Facebook (1, 2, 3, 4, 5, 6) y también ha sido publicada en Instagram (1, 2, 3) y Twitter (1, 2, 3)
Búsquedas inversas -en varios motores- de la imagen o de capturas de pantalla por separado de los globos terráqueos sólo arrojaron resultados en el mes de marzo, en los que aparece este mismo montaje. Pero otro intento con los nombres de instituciones que figuran debajo de las imágenes de la Tierra sí llevó a la gráfica original.
Al buscar en Google “NASA Goddard Institute for Space Studies Berkeley Earth Japanese Meteorological Agency” aparece entre los resultados una gráfica idéntica a la de la imagen viral, pero invertida. La imagen está en un blog llamado “Real Climate Science”, con crédito a una página de la NASA.
La versión actual de ese sitio, titulado “Consenso científico: El clima en la Tierra se vuelve más cálido” muestra una gráfica distinta, pero una versión del sitio web almacenada en Web Archive con fecha del 15 de septiembre de 2019 muestra la gráfica original que fue editada para la publicación viral.
La gráfica original en realidad muestra el aumento de la temperatura global, pero fue invertida horizontalmente en la publicación viral con el fin de colocar los valores más altos en la parte izquierda y los más bajos en la derecha, dando la impresión de una disminución.
Por otro lado, la publicación viral omitió la información al pie del gráfico, donde se aclara que refiere al periodo comprendido entre 1880 y 2010 y por lo tanto no es actual.
El equipo de verificación de AFP Factual consultó vía correo electrónico al Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés), que se define en su sitio web como “uno de los seis servicios que forman Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea”, y éste rechazó la veracidad de las tres afirmaciones incluidas en las publicaciones virales.
La capa de ozono
“No hay una conexión entre ambas (la capa de ozono y las medidas de confinamiento)”, dijo vía correo electrónico a la AFP Simon Herrmann, gerente de Cuentas en HBI, la compañía de Relaciones Públicas que apoya al CAMS en esa labor, tras consultar con los científicos de Copernicus.
La atmósfera se divide en varias capas. La primera, en la que se desarrolla la vida humana, es la tropósfera y tiene entre 8 y 14 kilómetros de espesor, y la segunda es la estratósfera, con 35 kilómetros de espesor, donde se encuentra la capa de ozono, como explica la NASA en este sitio web.
“¡Los contaminantes emitidos en la superficie tardan años en alcanzar la estratósfera media!”, agregó Herrmann.
Sobre si las medidas de confinamiento y suspensión de actividades debido a la pandemia de COVID-19 podrían tener algún efecto en la recuperación de la capa de ozono, explicó: “Muy marginal, si lo hay. La mayoría de las sustancias que reducen el ozono están prohibidas de cualquier modo bajo el Protocolo de Montreal (…) Existen aún algunas pocas sustancias que están permitidas (…) las emisiones de éstas podrían reducirse durante las condiciones de confinamiento. Esto podría tener un impacto marginal dentro de unos años, pero pensamos que podría ser apenas visible y no adelantar mucho la completa recuperación de la capa de ozono (esperada para) 2060-65”.
Durante 2019 se registró el agujero de ozono más pequeño de los últimos 30 años en la Antártida, aunque el responsable de la misión satelital Sentinel-5P, de Copernicus, explicó en noviembre pasado en esta nota en el sitio web de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) que “este agujero tan pequeño (…) se debe al calentamiento de la estratosfera sobre el polo sur (…) se trata de un evento inusual y que no indica que la recuperación del ozono global se esté acelerando”.
“El tamaño del agujero de la capa de ozono fluctúa: normalmente se forma cada año en agosto, alcanza su máximo en octubre y vuelve a cerrarse hacia finales de noviembre o diciembre”, añadió la ESA en la nota.
La temperatura global
A diferencia de lo que dice la publicación viral sobre una reducción de la temperatura global debido a las medidas de confinamiento, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) indicó que marzo de 2020 “estuvo caracterizado por condiciones más calurosas que el promedio a lo largo de la mayor parte del mundo” (…) En suma, la temperatura terrestre y de la superficie del océano promedio fue 1,16 grados centígrados más alta que el promedio para el siglo XX, de 12,7 grados centígrados”.
“El mes pasado fue uno de los marzos más cálidos jamás registrados, detrás del récord de 2016”, informó la AFP este mes de abril.
Sobre si las medidas de confinamiento podrían llevar a una baja de la temperatura global, el CAMS dijo al equipo de verificación de la AFP vía correo electrónico: “En breve, no” y explicó que las emisiones más reducidas por el confinamiento son las de dióxido de nitrógeno (NO2), pues éstas son producidas mayormente por el tránsito vehicular y “el NO2 no afecta directamente el clima”.
El CO2 en la atmósfera
Sobre la reducción de la concentración de CO2 en la atmósfera debido al confinamiento, el CAMS explicó que no es verdad: “Las concentraciones de CO2 en la atmósfera son muy altas porque estas moléculas se acumulan en la atmósfera durante unos 100 años: tomaría muchos años de reducción de emisiones / condiciones similares al confinamiento, para ver una baja en las concentraciones de CO2 en la atmósfera”.
Además, aunque el tráfico vehicular se ha reducido durante la pandemia del nuevo coronavirus, otras actividades que generan emisiones como la producción y uso de energía eléctrica “difícilmente bajarán notablemente cuando las personas deben estar en casa y trabajar desde ahí”, añadió.
De acuerdo con la NOAA, las concentraciones de CO2 en la atmósfera captadas por el observatorio de Mauna Loa, Hawai, durante marzo de 2020 fueron mayores a las de marzo de 2019 y según la iniciativa ciudadana CO2.earth, con base en datos de la NOAA, el 9 de abril de 2020 es el día con el mayor promedio diario de CO2 en la atmósfera desde que se tienen registros.
Contaminación del aire
Pese a que no se observaron ya cambios profundos en la capa de ozono producto del confinamiento durante la pandemia de COVID-19, la Nasa sí informó que hubo efectos notorios -y positivos- sobre la calidad del aire en este periodo.
Quarantines and limitations on industrial activities and travel have had a profound effect on the world’s air quality. Learn how @NASAEarth satellites measure and track air pollution all around the globe: https://t.co/emXeDjDAWQ pic.twitter.com/LKgUEClfLH
— NASA (@NASA) April 19, 2020
“Al analizar datos espaciales, una cosa resulta muy clara: reducir emisiones derivadas de las actividades humanas puede tener un profundo efecto en la calidad del aire”, informó también la agencia estadounidense en su sitio web el pasado 14 de abril.
En ese artículo la NASA informó que “la reciente respuesta a gran escala de China hacia la pandemia de COVID-19, que incluyó cuarentenas y limitaciones a las actividades industriales y los viajes es un ejemplo particularmente vívido” de la mejora en la calidad del aire debido a la disminución de emisiones de dióxido de nitrógeno. La Agencia Espacial Europea informó sobre un efecto similar detectado en el norte de Italia gracias al satélite Sentinel-5P.
En conclusión, es falso que gracias a las medidas de confinamiento implementadas por diversos países debido a la pandemia del nuevo coronavirus se redujo el agujero en la capa de ozono, bajó la temperatura global o disminuyó la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, según dijo el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus a AFP Factual. Además, la gráfica utilizada en las publicaciones virales con esas tres afirmaciones fue editada.
AFP